«La vida está hecha para que te tienten» (2000);



Entrevista en el Semanario «El Dominical»

1 de Octubre de 2000 / Texto de Gemma Tramullas

Boleros, tangos, bombas, sones, un danzón, una llanera, rumba, vallenato, un tema de Víctor Jara.

El otro yo de Serrat (un tal Tarrés, que es Serrat leído al revés) saca mañana un disco de fusión ‘sui géneris’ que enlata 30 años de idas y venidas a América.

«La vida está hecha para que te tienten»

Dos sillones de aspecto mugroso rellenan el recibidor de su oficina en Barcelona. Tienen carácter los asientos. Por lo menos datan de los años 70.

— Ahí fuera tiene usted muebles de época.

— Sí. Aquí todo es de época, incluso yo lo soy.
El abuelo de Serrat, la foto en blanco y negro de un hombre de campo, defiende una de las esquinas del amplio escritorio de su nieto. No hay desorden sobre la mesa. Un bote de palillos Capabro es todo lo que roba la atención. Éste es un hombre de época y esta mañana le hierve la sangre. Por beber tanto de su marca preferida de agua con gas.

— ¿Tanto sentimiento tiene hacia América Latina y no se quedó alla?.

— Durante épocas de mi vida tuve que quedarme de una forma obligatoria. Afortunadamente, cuando eso ha pasado, he sido muy bien recibido y me han abierto las casas y los corazones tal y como uno lo necesita y como uno sueña que pasen las cosas. Muchas veces he pensado en la posibilidad de prolongar mis estancias alli. De hecho, cada vez que puedo lo hago. Cada año viajo varias veces a América, con una regularidad que a veces no tiene nada que ver con el trabajo, a veces buscándome excusas y a veces por el morro. En estos viajes trato tambien de acercar mucho a mi familia, porque me sería imposible pretender un tipo de mudanza de mediana temporalidad sin contar con ellos. No tengo ningún interés en vivir colgado, en vivir con una pata en cada sitio.

— ¿Este disco es una ilusión o una deuda con los que le acogieron?

— No hay una contradicción entre una cosa y otra. Es una deuda ilusionada, una ilusión agradecida. Afortunadamente, la relación afectiva es de ida y vuelta, como este disco. Y cuando todo es de ida y vuelta, o todo es deuda o no existe deuda. Esto son un manojo de canciones que ni son las únicas, ni son el resumen final de una destilación, ni estan repartidas equitativamente por territorios tratando de abarcarlo todo. He tratado de hacerlo todo mucho más sencillo, escoger un puñado de historias de las que canto con normalidad por las noches, para mí y para los que estamos compartiendo la risa y el vino, y que forman parte de lo que podriamos llamar el disco blando de mi memoria, el disco tierno de mi vida, el disco de mi memoria sentimental.

— ¿Es un disco único, irrepetible?

— Evidentemente es único.

— Me refiero a si podría coger otro manojo de canciones y…

— Aaah… ¿Que si puede aparecer el retorno? Pues ¿por qué no? Hay cosas de las que sabes que repitiendo la fórmula puedes caer en la certeza de que segundas partes nunca fueron buenas. No creo que éste sea el caso.

— A lo mejor se convierte en rey del vallenato.

— Sería una tentación, ¿no?. Pero bueno, la vida está hecha para eso, para que te tienten. Lo importante es que existan las tentaciones y todavía más importante es cómo responde uno a ellas.

— Sus amigos le han llamado gran reserva, mestizo, pata negra, pura sangre, camaleón superviviente. Solo le faltaría…

— Ahora me llamarán Tarrés. Porque la aparicion de Tarrés ha sido muy importante y su colaboración en este disco es fundamental.

— Pero si Tarrés es usted.

— Sííí. Yo tambien soy Tarrés, pero también soy Serrat.

— ¿Y es la primera vez que trabajan juntos?.

— Tarrés ha trabajado siempre, lo que ocurre es que Serrat no lo ponía nunca, no le daba créditos. Pero esta vez era patente que Tarrés y Serrat son algo así como las dos orillas de un mar. Igual que existe la subida y la bajada en el camino, yo soy Serrat y Tarrés. He pretendido cantar estas historias desde el punto de vista que Tarrés y yo tenemos… no que Tarrés y Serrat tienen.

— Ayyy.

— Ayyy. Cagundeu. Suerte que tu no eres la pasma.

— ¿Quién es el que bebe y quién el que pasa la resaca?

— Normalmente, el que bebe más es Tarrés, y el que toma Alka-Seltzer es Serrat.

— ¿Firmando Tarrés pretende crear una ruptura en su carrera? ¿Lo ha usado para firmar un disco de un Serrat que la gente no está aconstumbrada a escuchar?.

— Es un juego y no pretende ir mas allá de lo que los juegos son. Pero sí representa un poco el contenido de estas canciones. Si en estas canciones alguien cree reconocer una ranchera que escuchó un día, un tango que le puso melancólico o un vallenato que bailó, que no se lo crean, no es cierto. Estas canciones son los dobles de aquellas canciones que ellos escucharon. De la misma manera que Tarrés es el doble de Serrat, aunque entre tú y yo te diré que Tarrés dice que Serrat es su doble.

— ¿Quién habla ahora?

— Eso no se sabe. Hay unas claves para saber con quién estás hablando, pero no sé si estás en condiciones de saberlo. Te puedo decir por ejemplo, que por los calcetines puedes saber con quién estás hablando. Serrat siempre lleva los calcetines colocados correctamente, el calcetin derecho en el pie derecho y el izquierdo, en el pie izquierdo; Tarrés lo hace al revés. Por ese detalle, si te fijas, te darás cuenta de quién es.

— ¡Menuda pista!. Insisto, Tarrés es Serrat.

— Todo es un poco sorprendente. Ambos forman una unidad, se necesitan, se complementan, viajan juntos, siempre van juntos a todos los sitios, pero cada uno tiene su función en este viaje. Serrat, por ejemplo, se ocupa de ir a un sitio y de llegar a tiempo y Tarrés se ocupa de que haya valido la pena llegar a aquel sitio a tiempo.

— ¿Discuten entre ellos?

— Se hablan y se niegan. Se quieren y desconfían el uno del otro. Pero eso no te debería extrañar. Todos tenemos un doble y todos sabemos que lo tenemos. Hay quienes incluso tienen un triple, pero estos lo tienen más complicao.

— Si los motes que le han puesto respondieran a distintas personalidades suyas, tendría un grave problema de personalidad múltiple. En casa era Juanito;en la calle El Cani; en el pueblo, El Tordo; lo del Nano se lo puso José María Lasso…

— Y el Furo. Por origen, en el pueblo de mi madre, yo soy nieto de El Furo.

— Un caso grave. ¿Está de acuerdo en que ‘Cansiones’ es, de alguna forma, una continuación de ‘D’un temps, d’un país’, en el sentido de que recoge canciones de una zona geográfica del planeta?.

— Hay una relación, evidentemente, y no es mínima. Primero, no son canciones propias, exceptuando una en cada disco; segundo, forman parte de un algo, no son canciones dispersas. Quizás D’un temps, d’un país está dirigido a unos años determinados, unos años compartidos, un territorio de lo que uno forma parte, unos colegas con los que en mayor o menor grado he formado parte también. Cansiones es un manojo de historias recogidas más al azar, sin quererlas catalogar de ninguna manera, sin tratar de ser representativo de otras cosas que de ellas mismas y de mi relación con ellas. Los dos discos también tienen grandes diferencias, empezando porque D’un temps, d’un país son canciones que forman parte de aquello que se puede llamar, o lo que la gente llama, la patria de uno, la patria natural, y las otras forman parte de lo que para muchos sería lo ajeno y que para mí es mi patria adoptiva.

— La diferencia más grande es que con D’un temps, d’un país usted era capaz de hacer llorar a la gente, mientras que con ‘Cansiones’…

— Es un disco mucho mas lúdico. D’un temps, d’un país, son canciones rescatadas de un tiempo difícil, muchas veces tenebroso. Es lo que había antes de la salida del túnel, si es que hemos salido del túnel. Y esto es otra cosa, es algo que funciona al aire libre, en contacto con todo tipo de olores y sensualidades.

— Serrat es famoso por el primer tipo de canciones, a las que los más jovenes ya no encuentran tanto sentido.

— Es natural. Las canciones están muy ligadas a las sensaciones que tienes de los recuerdos. No hay nada que ate tanto a los recuerdos, con las entrañas, con las vísceras, como las canciones o como los olores. Las canciones y los olores te hacen viajar por el tiempo y por el espacio de una manera increíble. Te transportan con rapidez, naturalidad y realismo a momentos determinados que han sido muy importantes para ti. Es natural que unas canciones afecten más profundamente a unos y más superficialmente a otros, en general. De cualquier manera, cuando se recupera una cancion determinada por conducto familiar… es un conducto tenebroso porque existe un rechazo de la gente joven a todo aquello que se les quiere imponer como lo bueno, lo auténtico, lo real, como lo cierto. Coño, te salen rebotaos y es normal: hay gente que es estupenda y hasta que los jovenes no descubren por ellos mismos a estas personas, no las valoran, al contrario, les parece un coñazo lo que está escuchando su padre todo el puto día.

Esto es algo que las canciones tienen que superar y que superan al cabo del tiempo. Esto ocurre con cualquier cosa que la paternidad trata de imponer, de inculcar a la prole. Hace bien. Siempre hay que desconfiar de aquello que te quieren imponer.

— ¿Este tipo de canciones sólo surgen en circunstancias de conflicto?.

— Me parece una obviedad de mil pares de cojones. Porque dígame dónde no hay conflicto. La creación nace siempre del conflicto, de un conflicto que puede ser la guerra de Guatemala, que por cierto tampoco ha dado tanto. ¿Cuántos cantautores han dado las masacres de Gautemala desde los años 50 hasta ahora?. Los grandes cantautores cubanos nacen no precisamente del conflicto, nacen de la paz, al menos nacen en el castrismo. Los grandes cantautores franceses nacen en los años 60, fruto de los grandes movimientos artísticos, no de conflictos internos. No nacen de Mayo del 68, son anteriores. Lamento no poder compartir esta afirmación a no ser que me la explique más.

—Quizá si amplía el sentido de la palabra conflicto.

— No hay duda de que existe una capacidad creativa mucho mayor cuando hay algo que reivindicar. Si ampliamos el contexto del conflicto, cuando las tripas se remueven, es evidente, ocurre incluso en los ámbitos que no son artísticos.

—Ha sido invitado de Ernesto Samper (ex presidente de Colombia), se ha entrevistado largamente con Fidel Castro…

— ¡Ojo!. Altos mandatarios he conocido muchos, y bajos también. He estado con los niños en Avellaneda (una zona del sur de la provincia de Buenos Aires donde existe una asociación de padres de niños con síndrome de Down). Subimos a las almenas y bajamos a las cabañas. Como Tarrés y Serrat.

—Alguien que parece estar en las almenas y en las cabañas al mismo tiempo es el subcomandante Marcos. Mientras algunos intelectuales de la izquierda europea se pelean por entrevistarse con él, a usted seguro que le hacían un claro en la selva con sólo insinuarles su llegada.

— Yo no me he entrevistado jamás con el subcomandante Marcos porque jamás he coincidido en la oportunidad de hacerlo. Es algo que, aunque sólo fuera por curiosidad, que no lo es, me parece interesante, y más en estos momentos en que la gobernación en Chiapas ha cambiado. Parece que puede cambiar alguna cosa más, la ultraderecha está dando unos coletazos descarados y terribles al mismo tiempo, como suele hacerlo, pero ya desenmascarándose más.

Me gustaría muchísimo poder acercarme a tierra chiapaneca y mantener una conversación con él. Aparte ha sido una persona que siempre me ha manifestado publicamente su afecto. Pero si algo me disgustaría es que esta conversación generara la idea de un concurso para ir a ver a alguien. Es lo más cercano a la frivolidad de algo muy serio, que además ya ha sido frivolizado por algunos llamados intelectuales de izquierdas europeas que han estado allí y luego no han dado la mejor imagen suya para los chiapanecos ni tampoco han transmitido lo que allí está ocurriendo realmente.

—Está bien. Al principio mencionaba el trabajo y las excusas para ir a America, ¿Va a salir de gira con ‘Cansiones’?.

— Claro. Tengo una gira hasta el mes de junio, por España y por América y por donde podamos. Debutamos en Salamanca y caeremos en Barcelona en Navidad, del 19 al 24 de diciembre. Va a ser un espectáculo en dos partes. En una parte, presento el disco y en la otra haré un miniconcierto de canciones, seguramente no de Grandes Éxitos.

—¿No le gusta cantarlos?.

— Sííí. Si yo estoy muy agradecido a los Grandes Éxitos, sin ellos no podría hacer las otras canciones. Pero precisamente porque no quiero convertirme en víctima de los Grandes Éxitos, sí trato de dosificarlos para que podamos mantener una relación armoniosa y sentirme vivo. Me gusta cantar canciones de los años 60 y 70, pero tambien las de los 80, los 90 y las que acabo de hacer. No quiero provocarme sensaciones de mal rollo. Los Grandes Éxitos son producto del tiempo, la gente los ha ido haciendo suyos y lo único que necesita una canción que nace hoy es tiempo para convertirse en un gran éxito. El público agradece mucho que no les des las cosas masticadas, porque se les puede hacer chicle.

¿Quieres que escuchemos el disco?. Pues apaga el magnetofón porque va a grabar muy mal.