ISABEL GEMIO (Periodista y presentadora española de televisión. A finales de la década de los ochenta se convirtió en un rostro muy popular de la televisión)
Querido Joan:
Esta carta no te la llevará ningún cartero, ni tampoco volará hacia ningún buzón, pero mi esperanza espera que la leas.
Acabo de escuchar tu último disco, y aún tengo «tus versos en la boca» calientes en mis oídos, amor.
Una vez más, hablas de las cosas que me emocionan o me conmueven el amor que será de mí sin ti, «los recuerdos suelen contarte mentiras, todo lo que somos y lo que quisimos y no pudo ser». Es tan bella esta canción que no conocerá el olvido. «Sin piedad» no la entiendo, pero me gusta tanto como el saxo, como el recuerdo de mis noches en la Radio de Barcelona.
Te escucho y me invade la melancolía, como si tu voz encerrara todas las tristezas y todos los sueños perdidos. Pero, la melancolía también es sabia y creativa como tu capricorniana sabiduría. «Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio».
Me acordé mucho de ti, de tu canción «El niño silvestre», cuando estuve en Nicaragua y Guatemala. Encontré a demasiados niños silvestres en las calles y vertederos «niño sin niño, indefenso y asustado, que aprende a fuerza de palos como las bestias a sobrevivir».
Sigues estando al lado de los desheredados, cerca de quienes hacen de la dignidad una forma de ser y estar. Por eso sigues en los escenarios, en nuestras vidas. Siguiéndote, escuchándote, te estamos dando las gracias por alentar con tu ejemplo y tu música lo mejor de nosotros mismos.
Treinta y cinco años han pasado desde que grabaras tu primer disco. En estos tiempos de éxitos y naderías triunfales, llegas tú, con tus versos en la boca, con tu tono intimista, abrasador, y me haces sentir que no todo está perdido. Tengo que terminar, Joan.
Te veré pronto en Madrid. Desde esta esquina pública te mando mil besos y mi amor eterno, algo que tú ya sabes y que no me perdonan mis amigas.