Lo primero, ya lo avisa, es comerse un sándwich. Y entre sorbo y sorbo de dos coca-colas light, leer el Sport. «En casa hago la misma rutina. Primero los deportes, para que no me queden ganas de enfadarme con lo que leeré después».
«Nuestra idea es colocar a la gente en tal situación que se crean que van a morir, gracias a una potente puesta en escena. Y esta es una de las canciones más contundentes y la gran culpable de este reencuentro, de este regreso conjunto», confiesa.
Sabina tenía cuatro versos que no lograba consumar, pero cuando Serrat los escuchó, completó la letra, creó una envolvente melodía y lo vio clarísimo. Podía ser una fantástica metáfora: con la que está cayendo, y ellos embarcándose en una gira surcando el Atlántico. «Es nuestra manera de enfrentarnos a la situación, y no hablo solo de la crisis y de lo personal, también de nuestra sociedad».
Es el turno de Después de los despueses. Juego de palabras para narrar la historia de dos adúlteros. Es Sabina quien con voz de papel de lija empieza cantando: «Se enamoró de mis baladas suburbiales,/ igual que se enamoran / las miopes abogadas defensoras / de abyectos criminales…». Una letra que, por cierto, incluye un guiño a Gabo [Gabriel García Márquez]. «Bendito infierno, la pasión según el Gabo / oxida y envejece, / cobra vida en invierno y amanece / con cuernos y sin rabo», dice la rima. «Él nunca ha escrito esto. Y si lo ha hecho, no se acordará. Pero Mercedes [Merceces Barcha, conocida como La Gaba y esposa del escritor], sí».
Pero para títulos impactantes, el del tercer corte: Idiotas, palizas y calientabraguetas. «Es un canto a la discreción. Un resumen del viejo adagio de que ‘nada es verdad y nada es mentira’. Y me quedo con ese trozo que dice que ‘los pobres no son tan feos‘. Hemos necesitado una canción para decirlo con esta contundencia».
Serrat y Sabina sostienen a dúo que «cualquier hembra merece un buen poeta» y a modo de ejemplo hablan de «princesas, anoréxicas, fulanas, zulúes, japonesas, catalanas…». «Esta parte da pie a que la cambiemos según la ciudad en la que nos encontremos», aclara.
«En general el concierto va a ser muy participativo. El de hace seis años ya lo era, pero en este reforzamos más la idea de fiesta. Aunque habrá, claro está, nuestros espacios y lagunas de intimidad. Siempre es aconsejable que existan».
El artista asegura que sin este disco inédito no hubiera decidido reemprender el vuelo con Sabina. Y admite que «estas canciones nuevas son por un lado un riesgo y por otro, un gran estímulo. Ni él ni yo hubiéramos aceptado irnos de gira sin un trabajo nuevo. Y no incorporarlo al espectáculo no tendría sentido».
Serrat conoce bien el dilema al que se enfrenta. «Cuando en un concierto no incorporas novedades suelen decirte que no tienes nada que aportar. Y si lo haces, que las mejores, las más aplaudidas son las antiguas. Pero introduciéndolas es la única manera de que las nuevas se conviertan en antiguas. En el fondo, este disco es el que nos va a dar la carta de veracidad en las actuaciones».
Los recitales incluirán unas 30 canciones. Y con Sabina, dice, la diversión está asegurada. «Es cómplice, generoso, siempre está a tu lado, igual reparte que encaja…».
‘Caganer’ «moderado»
El paisaje nevado que se ve desde la ventanilla es el atrezo perfecto de Canción de Navidad. Fue la primera pieza que se escuchó del disco antes de publicarse. Y cuando se anunció que en la carátula saldrían los dos haciendo de caganers, era fácil imaginarlos con el culo al aire. Al final, fueron dos muñecos, fácilmente reconocibles por la barretina y el bombín. «¿Ves como en el fondo somos moderados?». ¿Y en qué o quién se cagaría Serrat? «He tenido 68 años para hacerlo y no hay nadie que pueda decidir hacia dónde van mis desechos fecales. Las cañerías ya las organizan muy bien».
Se comercializó como una actualización del género. «Hombre, esta letra nunca la cantaría Viva la Gente. Y es una visión de la Navidad que comparten muchas personas. Todos a los que les irrita escuchar Noche de paz mientras se están lanzando bombas. Y si uno va por la calle, puede descubrir el portal de Belén en cualquier cajero automático: una mendiga con un niño en brazos, cobijados con cartones, con un perro al lado».
Y beben y beben y vuelven a beber en la siguiente canción, Quince o veinte copas. «Un homenaje a la chirigota gaditana», con kazoo y dosis etílicas incluidas. Serrat tiene sobre la mesa el libro Paseo con mi madre, de Javier Pérez Andújar. Abre la maleta para guardarlo y saca, como cualquier cosa, tres llamativas pelotas amarillas de malabarista. «Uno no sabe cómo va a acabar ganándose la vida. Y si ha de ser en la calle, mejor haciendo esto [risas]. Las tengo desde hace tiempo. Van muy bien para cuando estás enfadado. Y acabas muy cansado».
Y pone Acuérdate de mí, que va seguida de otra también romántica, Hoy por ti, mañana por mí. «Quizás esta sea la que necesita más atención para disfrutarla. Las segundas lecturas no solo son aconsejables sino deseables, para entender qué es lo que están contando estos dos tipos». «No me mientas que te creo» y «El amor no tiene cura y es eterno mientras dura» son dos estrofas sin desperdicio de esta canción que habla, dice, sobre la manera que tienen ellos de entender la relación de pareja.
«Los grandes impulsores de la monogamia son la iglesia y el Estado, es la manera de tener más controlada a la gente. Y en general, la humanidad que hemos conocido nosotros tiene tendencia a una monogamia sucesiva, y en esto estoy de acuerdo».
«A mí la promiscuidad, la poligamia, me sería muy difícil de manejar. Y mi salud no me permite enfrentarme a una cuestión de este tipo con garantías», añade sonriendo.
Ahora toca Dolent de mena, pieza en catalán escrita a la medida de Sabina. «Les potes cap al cel tremolant a mercè del meu 42 de peu», le ha escrito el catalán al de Úbeda. ¿Sabina calza un 42? Serrat le traslada la pregunta a su ayudante, que le contesta: «No, un 40». «Claro. Como los pantalones. Todo lo tiene más pequeño que yo», remacha en tono fanfarrón. Y a continuación viene Martínez. «Inspirada en un caso verídico y que cuenta las seis veces que alguien a quien conozco bien le ha hecho pam i pipa a la muerte. Curiosamente, tiene el mismo apellido que Joaquín. Y él mismo dice que tiene una mala salud de hierro».
En Cuenta conmigo aseguran: «Si quieres guerra, guardo un arsenal bajo el ombligo». «Estoy seguro de que a las mujeres en general les gustan los canallas». Y luego suena Maldito blues.
«Un ritmo que te permite cantar estrofas diferentes según donde vayas». Donde ha llegado ya es a su destino. A la ciudad donde vive su compadre. Pongamos que hablo de Madrid.