de José María Gironella
Capítulo de la entrevista a Serrat.
Plaza y Janés, Madrid 1984
Primera edición en 1969
— ¿Cree usted que hay algo en nosotros que sobrevive a la muerte corporal?
— Naturalmente. Nos sobreviven nuestras obras, grandes o pequeñas. Un maestro en mi infancia me dijo algo que se me quedó muy dentro: que un hombre, en su vida, tenía tres actos importantes a realizar y que podían sobrevivirle: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. Yo grabo discos y de vez en cuando escribo cuentos cortos. He plantado bastantes árboles, porque soy perito agrícola y puedo tener muchos hijos o algunos. Tal vez alguien al leer esto piense maliciosamente en una posible esterilidad del abajo firmante. Por el momento puedo garantizar una cierta fecundidad. Con todo esto sólo pretendo decir que los actos suelen estar por encima del propio individuo que los realiza, siempre con independencia de un premio o de un castigo. La existencia de una eternidad con su premio y su castigo me parece algo tan enrevesado que no puedo asociarla a un Dios infinitamente misericordioso; más bien me parecería digno del Marques de Sade.
— ¿Cree usted que Cristo era Dios?
— Puesto que no creo en Dios no puedo creer en la divinidad de Cristo. Su figura humana nos ha llegado siempre muy mitificada, desde el catecismo del Padre Astete hasta las encíclicas de Leon XIII. A pesar de esto siempre me ha caído muy simpático – y no uso esta expresión con intención irreverente- porque a menudo se nos presenta como un adelantado del marxismo. Creo que fue un revolucionario, pero que las armas de que se sirvió fueron las más adecuadas para el pueblo palestino en aquel momento. Nunca han quedado demasiado claros sus actos y, sobre todo, y ello es lo más importante, la intención de sus palabras.
— ¿Cree usted que el Concilio Vaticano II ha sido eficaz?
— Eficaz, ¿Para quién? Quizá han intentado abrir unas puertas que ellos mismos cerraron en Trento. La posible evolución que se intuía aún no se ha hecho notar en absoluto, de lo que podemos darnos cuenta claramente sobre todo en los ambientes rurales, en los que el clero sigue ejerciendo una total influencia y hablando el mismo idioma que ha hablado siempre.
— ¿A qué atribuye usted el hecho de que la iglesia española se vea periódicamente perseguida por el pueblo de forma cruenta?
— Desgraciadamente, el pueblo es el que paga siempre los platos rotos. Se ha visto siempre oprimido por el fuerte, por el poderoso. Entonces, si la iglesia española se ha aliado con el poderoso, es decir, ha apoyado a la opresión es lógico que cuando se produce una reacción popular contra dicha opresión, reciba el clero. No obstante, el poder de éste es tan fuerte que a la larga siempre vuelve a dominar la situación, y cada persecución que ha sufrido le ha seguido una represión.
— ¿En qué sentido cree usted que la Ciencia, la Técnica y la Intercomunicación de los pueblos influirán sobre el tradicional sentimiento religioso español?
— Todo está condicionado a una base cultural. Hablarle a un analfabeto de Ciencia, de Técnica, de Intercomunicación de los pueblos no es válido. Cuando todo el mundo sepa leer, escribir y tenga una capacidad de discriminación que supere a la propia mentalidad, no hay duda de que el tradicional sentimiento religioso de los españoles sufrirá una evolución de seguro positiva.
— ¿Ha influido usted alguna vivencia que haya influido sobre su actual actitud religiosa?
— Ningún trauma ha influido en mi actual postura. De los tres a los once años fui todos los días a misa, por obligación. Era un alumno becado en un colegio religioso. Pero ello, si bien me humillaba frente al resto de los alumnos, no me dejó tara alguna, ni tampoco me benefició. Como dije, era una obligación que tenía que cumplir, como tenía que asistir a clase de matemáticas. Por tanto mi actitud actual es el resultado de una serie de vivencias, ninguna de las cuales ha sido determinante, ni mucho menos definitiva.
— ¿Podría usted establecer una posible relación entre la religión y su actitud profesional?
— Es indiscutible la influencia de la religión en la música, sobre todo en determinadas épocas de predominio místico. Para aquellos artistas, la religión era un vinculo a través del cual se realizaban a sí mismos. Seguramente un músico dodecafónico actual se realiza mejor a través de la astronáutica y le interesa más, como sujeto inspirador, el proyecto Apolo que San Luis Gonzaga