El cantante catalán, Víctor Manuel y David Trueba reflexionaron y analizaron ayer en Oviedo los nuevos consumos culturales ante los hábitos y tecnologías contemporáneos
Antes de comenzar la conferencia los tres pasearon por la plaza de la Escandalera de Oviedo (posteriormente lo harían por Porlier para fotografiarse con «El viajero»). Se trataba de hablar del consumo cultural en estos tiempos; y aunque Serrat lo enfocó desde la base, desde la escuela, las reflexiones se fueron irremediablemente al conocimiento y las nuevas tecnologías, a los mercados y a los «escaparates» que plasman los mercados.
Para el cantante catalán, esa idea de la cultura como apoyo para que una sociedad funcione tiene sentido, «porque ahora todo gira en torno a la rentabilidad. Si lo único que se plantea es la rentabilidad como valor social, pues hay que decir que la cultura es algo sumamente rentable».
Víctor Manuel apuntó en su primera intervención a algo más próximo a los creadores, al «despojo de los creadores». Es momento, matizó, de pasarle la pelota a la gente, que «si quiere cultura tendrá que comprarla, porque, si no, nos la van a vender empaquetada».
Trueba, que mostró en su primera reflexión su admiración por los compañeros contertulios, puntualizó: «Empezamos hablando de cultura y acabamos hablando de dinero. Me gustaría ver el reflejo de quiénes somos gracias a la cultura y recordar a un niño de un barrio, de Estrecho (Madrid) que conoció Asturias gracias a las canciones de Víctor y supo cómo era el Mediterráneo y una forma de vida gracias a Joan Manuel».
En el debate posterior se recorrieron las distintas claves culturales. Así, para Víctor Manuel los creadores son el pimpampum ante un círculo perfecto, el de las «grandes corporaciones que parecen inevitables; y se trata de fumigar al que crea los contenidos». «Si no queremos leer sólo best sellers, habrá que pagar, si no queremos ver sólo “Torrente” en lugar de una de Trueba, habrá que pagar». Aunque finalmente sí apuntó un culpable real: «Las operadoras de telefonía, que se lo llevan por el morro y encima se anuncian diciendo “llévatelo gratis”».
Y, efectivamente, la discusión se iba por el árbol tecnológico, algo a lo que puso freno Serrat: «¿Por qué no hablamos de la escuela, de la Universidad, del conocimiento al alcance de los ciudadanos que les permita discernir? Luego bajamos a la red, pero vamos a pararnos en la escuela: ahí está la madre de todo». Una solución, apuntó David Trueba, sería que la sociedad resolviera, «porque ella misma se empobrece con el cierre de cines en las ciudades, de librerías, de tiendas de música independiente». Y no escaqueó el liderazgo de los protagonistas: «El artista debe tener una cierta libertad. Si hay alguien ahí fuera que te admira, lo importante es hablarle, hablarle del tiempo que te toca vivir».
Todos negaron que sólo se venda lo superficial, «se vende lo que hay, lo que dice el escaparatero», sentenció el autor de «Penélope». ¿Cómo revertir una situación de hábitos?; ya sucedió con el tabaco. «Hace tres años andaba todo Cristo con un cigarro. Pues con la propiedad de las cosas pasa igual. Hay que hacerlo desde la normalidad. La base de la piratería es lo gratis, no hay otro argumento. Si piratearan productos farmacéuticos, chorizos o Mercedes-Benz, cambiaría el hecho; pero yo he hablado de la escuela y de la Universidad. La escuela y la enseñanza van a recibir un recorte, las comunidades van a recibir millones de euros menos para enfrentarse a la enseñanza pública», matizó el cantante, para explicar que «el conocimiento es la gran herramienta con la que se manejo la humanidad, y ahí está el poder del clero. El conocimiento es la llave maestra, y se le niega el derecho a existir». A la vez que se dan créditos a los bancos «se le quitan a las escuelas».
Víctor Manuel fue concluyendo su intervención diciendo a los jóvenes que cuiden a su creadores: «Hace falta un pacto para que esto se mueva de otra manera, a menos que nos pongamos todos en manos de los grandes mecenas y volvamos a tener que inventar el derecho intelectual».
Hubo cierta discusión cuando se planteó el hecho de que la gratuidad pudiera tener la ventaja de dar a conocer a un genio, que sin las herramientas actuales se quedaría en el anonimato; pero, como dijo Serrat, un genio de la música no nace por generación espontánea, «de la música ni de nada», precisó. Para Serrat todo tiene la base de la educación y el esfuerzo. Y los genios «tuvieron unos mentores, unos padres. En esta vida todo se aprende. Yo lo aprendí todo, me costó esfuerzos y dudo mucho que una red social pueda inventarse un genio de la literatura o de la música. Se dará a conocer».
Y concluyó asegurando que eso de colgar las canciones en internet es una falacia. «Es el desastre de una industria y el resultado de que no hay márgenes, echan a la gente y no graban discos».