50 años de ‘Mediterráneo’, la obra maestra de Serrat.2006


Se publicó en 1971, pero un año antes el músico catalán encontró la inspiración para escribirla en una playa de Girona. Esta canción ocupa el número 1 en ‘Las 200 mejores canciones del pop-rock español’ de ‘Rolling Stone’. Hemos recuperado los textos y la entrevista de entonces. Por ‘Rolling Stone’


Mediterráneo nació hace ahora 40 años, en agosto de 1970, mientras su autor, Joan Manuel Serrat, paseaba por una playa bañada por el mismo mar en Calella de Palafrugell (Girona). Y la escribió en un hotelito cuyos dueños eran sus amigos. Allí es donde se refugiaba para trabajar. Ahora, que ya ha llovido mucho sobre el mismo mar, recuperamos de nuestro archivo las páginas de cuando esta canción, Mediterráneo,fue elegida como la mejor entre ‘Las 200 canciones del pop-rock español’, en un número (el 85) de noviembre de 2006. Y también la entrevista que le hizo Juan A. Carbajo por este motivo.

La entrevista con Serrat, después de saber que su Meditarréneo fue votada por 156 artistas españoles como la mejor.

Entrevista publicada en el número 85 de ROLLING STONE, noviembre de 2006.
“HOY ES MUY RARO OÍR ALGO QUE TE LLAME LA ATENCIÓN”

Joan Manuel Serrat, el autor de ‘Mediterráneo’ (número uno de la lista), reivindica los 70 y los 80 por su creatividad mientras lamenta que los músicos actuales no puedan arriesgar más. Por Juan A.  Carbajo

Joan Manuel Serrat da vueltas inquieto bajo la cúpula de cristal del salón del Gran Hotel de Zaragoza mientras habla por el teléfono móvil. Anda metido en negocios de vino aprovechando que una vez estudió para perito agrícola y los problemas de la bodega le reclaman de vez en cuando. Está esperando al presidente de Aragón, el socialista Marcelino Iglesias, que le va a recoger para comer. Esta noche, repite actuación en el auditorio zaragozano con motivo de las fiestas del Pilar. Antes que nada, Serrat se siente en la obligación de justificar su cita. “Que conste que Marcelino es mi amigo desde mucho antes de ser presidente”. Son ya 63 años y lo último que el cantante barcelonés desea es que parezca que anda por la vida colgado del brazo de políticos y prebostes. Hemos venido a comunicarle el veredicto de la encuesta que ROLLING STONE ha hecho entre artistas y especialistas: Mediterráneo, la mejor canción de la historia de la música española…

¿Le parece que lo es?
Mediterráneo lo que es realmente es una canción muy querida por la gente y que forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones. Ya salió elegida en una votación popular que se hizo hace dos años [por TVE] y resulta que la gente más especializada cae ahora en el mismo pecado. Bueno, algo tendrá el agua cuando la bendicen, pero si yo tuviera que elegir una canción elegiría otra. No se me ocurriría elegir una canción mía.

¿Y cuál habría elegido? [Serrat fue uno de los pocos artistas que declinó la invitación de ROLLING STONE para votar]
Es que eso me costaría mucha reflexión y muchas horas. Primero tendría que hacer una lista muy extensa y luego iría eliminándolas hasta dejar sólo una y seguramente lo que me quedaría, por encima de todo, serían muchas dudas.

¿Lo considera al menos su mejor tema?
Tampoco. Porque yo no veo las trescientas y pico canciones que he podido escribir, o que están publicadas, de una manera competitiva entre ellas. Cada una de ellas es complementaria de otra. Aunque sin duda hay temas que tienen más éxito y, bueno, canciones de las que quedas más satisfecho. Y eso sí, cuando toco en un concierto alguna de esas canciones de las que yo estoy muy satisfecho nunca me encuentro con un vacío de complicidad entre el público. Todas han gustado.

En la lista de las 200 mejores canciones del pop rock-español hay en total seis suyas: ‘Mediterráneo’, ‘Aquellas pequeñas cosas’, ‘Cantares’, ‘La mujer que yo quiero’, ‘Para la libertad’ y ‘Tu nombre me sabe a yerba’.
No estoy en absoluto de acuerdo con esa selección. Hay canciones como Cançó de matinada [de 1966, fue su décima más votada], que creo que es una de las mejores que he escrito, que no están aquí. Ya estamos viendo que en esta misma lista el idioma condiciona mucho. También escogería canciones del último disco, . Y tan hermosa como Aquellas pequeñas cosas es De vez en cuando la vida

Serrat se ha sentado en el borde del sillón, en posición de alerta. Le gusta hablar pausado mientras maneja con soltura su expresiva sonrisa, unas veces ingenua, otras socarrona, según pidan las circunstancias. Pero ahora se ha puesto serio tras escuchar el veredicto del jurado de ROLLING. Los seis temas seleccionados por los artistas y críticos pertenecen todos a una misma época. Fueron compuestos entre 1969 y 1972, con menos de cuatro años de diferencia, los años en los que, según José Navarro Berry, el mánager que le acompaña desde 1972, “las canciones se le salían de las manos”. Los años del combate, de los encierros y protestas contra el franquismo terminal, los años en los que sufría la intolerancia catalana por cantar en castellano y la recíproca, la española por cantar en catalán, y también los años de la primera gran gira por América, de los primeros números uno, del primer hijo (secreto, según lo tildó la prensa de la época). Pero sólo son cuatro años en una biografía profesional de más de 40.

¿Hay alguna razón para que la mayoría haya coincidido en destacar esa época concreta de su trayectoria?
Todos nos agarramos a unas canciones de una época que es la que se nos ha clavado más fuerte en nuestros recuerdos. No es la canción sólo lo que influye.

Pero, curiosamente, a ‘Mediterráneo’ la han votado muchos músicos jóvenes, que no vivieron aquella época.
Pero eso tiene otra explicación. Mediterráneo es una canción que ha tenido una gran difusión y de la que se han hecho muchas versiones. Pero la difusión de mi obra, como la de otros muchos artistas que llevamos mucho tiempo haciendo música y que hacemos un tipo de canción en la que el texto es muy importante, ha ido bajando en los programas musicales. Y yo quizá sea el que menos deba quejarse, pero debo romper una lanza por el colectivo.

De hecho no había mucha gente joven en el concierto de anoche [Serrat llegaba con su gira ‘100×100 Serrat’ a Zaragoza].
Bueno, todo es relativo: había mucha gente más joven que yo.

¿Y no le preocupa no tener un poco más de conexión con el público más joven?
No me preocupa, aunque eso no significa que no me importe. Me gustaría mucho, pero es muy difícil que haya un público adolescente o juvenil en mis conciertos cuando los programas musicales no ponen mis discos. No es que les guste o no, es que no saben que existo.

Desde que recibió el permiso de los médicos, en mayo de 2005, tras superar un cáncer de vejiga, Serrat se ha embarcado en una gira, que todavía dura, junto a su pianista de toda la vida, Ricard Miralles. Llevan más de 200 conciertos juntos sólo interrumpidos por el paréntesis de la gira de presentación , su último disco en catalán del que consiguió vender 80.000 ejemplares y llevarlo al número uno de ventas durante una semana. Serrat y Miralles, guitarra y piano, reinventan el repertorio del cantante y lo hacen, si cabe, más intimista. El público, talludito, ya se ha dicho, asiste timorato al experimento, sin atreverse, como le gustaría, a corear las estribillos o dar palmas. Por eso le coge frío y por sorpresa que nada más empezar suene, precisamente, Mediterráneo.

¿Por qué canta ‘Mediterráneo’ en segundo lugar de su gira actual? ¿Es para quitársela de encima cuánto antes?
No, va en un sitio hermoso: es como si fuera una tarjeta de visita. No es un as que me guarde en la manga para soltarlo en un momento determinado. Mediterráneo siempre ha estado delante o detrás. Y tampoco es que me aburra tocarla. Lo que ocurre en el escenario es lo que transmites a la gente y si tú te aburres, aburres.

¿Por qué se grabó en Milán?
Yo creo que íbamos a Milán por una cuestión de blanqueo de dinero de Zafiro [la compañía que distribuía sus discos en castellano]. A ellos les convenía. Digo creo: no quiero un proceso por calumnias. La gente también se iba a grabar a Londres. Parecía entonces que todo lo de fuera era mejor cuando la mayor parte era humo. Pero también la gente elige un estudio por otras cosas, por el técnico, la comodidad… Era como la época de los estudios en el campo, ¡menuda gilipollez! La gente se encerraba allí un mes para emborracharse y agarrarse pedales como pianos.

¿Grabó algún disco en uno de esos estudios-taberna?
No, pero he asistido a varias historias de éstas. Hablo con conocimiento de causa.

Cuentan que corrió el whisky en el estudio durante la grabación de ‘Mediterráneo’ y que los grupos que ocupaban el estudio detrás terminaban las botellas que ustedes dejaban a medias.
Ése no fui yo. Yo nunca me he divertido mucho en los estudios, quizá por mi empecinamiento en pensar que siempre se pueden hacer las cosas algo mejor. Por eso he tratado de pasar en ellos el menor tiempo posible. En Milán, además, no había más remedio. Había que hacer todo en cinco días, grabar las bases, las cuerdas, la voz y mezclar. Se contrataba el estudio sólo por una semana.

A Serrat le gusta saber cosas de sus canciones. Le gusta, por ejemplo, enterarse de qué lenguas o estilos han llegado a conocer Mediterráneo, Aquellas pequeñas cosas o Paraules d’amor…, quizá sus temas más versionados. Y le gusta hacer listados de todo ello en su ordenador. “Es como ir guardando sellos. Aunque no lo haga ni para controlar ni por vanidad. Te encuentras cosas divertidas, versiones en polaco, turco, sueco, hechas por mariachis, por un coro de niños… Algún día se puede hacer un juego divertido con esto”.

También le gusta actuar en el escenario. Tiene una vena teatral a la que cada vez da más protagonismo. Hace monólogos sobre los novios de sus hijas (“individuos que dan cuenta de mi jamón, mis berberechos y de mis hijas”) mientras se toma una copa de champán a la salud de su “urólogo y Ronaldinho”. Bueno, y también a la salud “de la vida y sus consecuencias”. “Me divierte mucho teatralizar el espectáculo. Consigo un relax para la gente. Pero me gusta hacerlo en mis conciertos donde todo está muy controladito, todo es muy sencillo. No voy a ir a televisión a hacer monólogos. No soy actor. He hecho tres películas y muy malas las tres”.

En su último libro, ‘Sabina, en carne viva’, Joaquín critica ‘La chica de ayer’, la canción de Nacha Pop elegida como la segunda en nuestra lista. Dice que “ni siquiera fue un himno en su momento”.
Sabina era muy joven cuando Nacha Pop. Yo era ya un poco mayor y para mí la aparición de Nacha Pop o de gente como Radio Futura o Aviador Dro fue una bocanada fresca, un mundo fantástico. Había también mucha pachanga, como ocurre dentro de la canción de autor, que hay cada ladrillo… La gente no es buena o mala por el género practique que sino por el talento que pone.

Entre los votantes hay una extraordinaria devoción por los 80, especialmente por el lustro que va de 1979 a 1983. Casi un 30% de las 200 son de alguno de esos cinco años.
Yo lo ampliaría un poco para decir que de los setenta al 85 fue una época de gran creatividad, en la que ocurrieron muchas cosas. Se había producido una situación que obligaba a rupturas profundas para buscar otros caminos. Es todo lo contrario que hoy en día, donde hay muy poca voluntad de riesgo en todo lo nuevo. La gente arriesga muy poco, pero no lo digo como reproche, porque tampoco hay soportes para el rompimiento. Es complicado hacer un trabajo que signifique una bomba de profundidad y luego no poder editarlo porque aquellos que deberían acompañarte en el viaje no están por la labor.

¿De qué años estamos hablando?
De los últimos… muchos años.

Dylan comentó en  ROLLING STONE (número 84) ante otra reflexión parecida, que no se había grabado nada bueno en los últimos 20 años.
Pues coincido bastante, aunque yo no sería tan categórico. Dylan, como siempre, es muy exagerado. Sí se han grabado cosas buenas. Pero basta poner la radio. Es raro que oigas algo que te llame la atención. ¿Qué hacen ahora? Convertir a los buenos cantantes en crooners [solistas que cantan temas de repertorio] y adaptar las canciones al sonido de moda. Y esto es jodido, porque tratar de buscar la moda es no ir a ninguna parte, es ir al desastre, porque la moda es efímera. Es crear algo para nada. Dylan nunca estuvo de moda. Y yo tampoco.

Y a los dos les han llamado traidores.
Dylan ha tenido muchas épocas, una vida muy complicada espiritualmente, grandes problemas de dirección, pero ha sido un creador espléndido en todas ellas. Ha tenido épocas de vacío, como las hemos sufrido todos, y otras brillantes. Me alegró muchísimo su último trabajo [Modern times], que es la rehostia, y conciertos tan magníficos como el que dio en la  playa de La Concha [San Sebastián, el pasado julio]. Pero hace unos años estuvo arrastrándose, dando conciertos para 1.000 y 2.000 personas, como si fuera un caso perdido dentro del universo de la música cuando ha sido uno de los grandes creadores. Otros grupos han preferido hacer grandes espectáculos, más como fiesta social que como acercamientos artísticos.
El presidente de Aragón le espera. El político viste terno azul. El artista, pantalón y chaqueta vaquera. ¿Y si le pregunta sobre el momento político? Serrat diría: “Vivimos una  época embroncada, en la que prima la víscera por encima del talento y la injuria por encima del diálogo, una época a superar”.