Premio Christa Leem.2014

El cantautor recibe el IX premio Christa Leem otorgado por el lobby ‘Uno de los nuestros’. 

Candela y Joan Manel Serrat llegaron muy puntuales, siempre en ese punto amable que hace que ya el saludo y la primera conversación sean un fluir encantador de palabras y gestos absolutamente cordiales sin pizca de afectación. 

Cariñosos. Sabedores de que estos actos siempre se atrasan, Candela confesó haber picado jamoncito en casa, donde cenaban las niñas: Maria, 34, Maria, 23, pero siempre serán las niñas. Porque los Serrat estaban en el hotel Catalonia Berna esta noche, la del 13 de octubre, porque le entregaban el IX premio Christa Leem otorgado por ‘Uno de los nuestros‘, un lobby creado por Joan Estrada que es una reunión básicamente de izquierdas, liberal, anárquica, amable, sentimental donde priva el derecho a la libertad y a la vida. 

Serrat estaba como siempre. Es un ser con el que congenias porque piensa como tú, habla como tú y traduce con música todo aquello que siempre has querido gritar y nunca supiste cómo hacerlo. Serrat nos enseñó a amar, a querer y a estimar que sonando igual no es lo mismo. A ejercer personas, a expresar sentimientos e ideas de todo tipo mientras el pentagrama se descompone y organiza a su servicio una tropa de notas para que todo sea más fácil de asimilar.

Serrat es un mago que guarda su chistera en el corazón, juega con los dedos para acariciar palpitaciones, avivar mareas, para tempestades con una ladeada sonrisa y una mirada que llega más allá del compromiso. Serrat conoció a Christa, pero no está en ninguna de sus canciones. “Era única, valiene, arriesgada”, dice de ella, “pero también sensible, dulce y tierna”.

En esta noche feliz, Serrat cuenta que tiene nuevo disco, Antología desordenada, que no es un recopilatorio, ni un recuento de viejos éxitos. 

“Sólo” son canciones que le gustan, hasta 50 que es un buen número. Y prepara gira con él, que empieza en Montevideo y recalará en Barcelona el próximo mes de julio del 2015. Con sonrisas, Serrat saluda a sus amigos que han venido a acompañarle, desde Manolo Flores y Toni Bové, que compartirán con él la presidencia (y sus respectivas esposas), y con Carmen Vernoff, la madre de Christa que está impecable y no queremos saber la edad que tiene. 

Abraza a Jaume Figueras, el hombre que más sabe de cine, que comparte mesa con Manolo Gas, recién llegado de Madrid donde interpreta con su mujer, Vicky Peña, un O’Neal, “El largo viaje del día hasta la noche. Está Jaume Collboni, que atrae masas sin ni siquiera hablar de política, que es lo que domina como nadie; y Carlos Benpar, el director de cine; y Carles Casas que ponía banda sonora a las películas de Ventura Pons hasa que tarifaron. Y cenaron también Carmen Puig Antich y Rosa Regás, y la modelo Romy y la actriz Mónica López; y Joana Núñez y su marido Rafael Prades… y un sinfín de amigos, fieles compañeros de un viaje emocional que esta noche dibuja palabras frescas de un tiempo de premios de esos sin otro compromiso que el de la amistad. Un premio que es a veces un cántaro, Tal com raja (tal como mana), un trabajo manual de Pilar Villuendas y Josep Ramón Gómez.

Serrat lo agradeció con la brevedad de quien lo dice todo con un amago de sonrisa, una palmada en el hombro y una mirada de complicidad.