Serrat: Canto para todo el mundo. 1969.


1969. Serrat en el Tivoli de Barcelona. El Nano ya es un artista con multitud de fans.

Gaceta Ilustrada 1969

“Las tres personas que más han influido en mí son Brassens, Yupanqui y mi padre”

Texto: José González Cano

Viajaría después la mirada interior -durante un intenso y dominador corto tiempo- hacia un poco al Sur de la Florida, un poco al Oeste de las Bahamas, un poco al Norte de Gran Caimán (sin seguir trayectoria de “Inés”, sin buscar a “ella” para que continuara cantando boleros; concretando más), sin posibilidades, mientras, de escaparse del primer sol muy caliente de Madrid-69, un día y tres días después de la última noche de Serrat en un club de la Gran Vía (la mirada interior de Joan Manuel viajará no solo hacia Cuba, sino que también hacia toda América por la Península Ibérica; viajara también hacia dentro y hacia fuera de él mismo).

Pero en el último show, varios cientos de pesetas la entrada -no hay billetes sorry, habrían podido decirme), todo fue perfecto, admirable; por allí se mecían otras figuras populares que podían o debían de llenar los “hits” no sólo de la canción; ciertos periodistas directores de escena -uno, extranjero galardonado representando a España-, esposas de algunos comediógrafos -entre jueces-, detrás y en lo negro que rodeaba a aquel único foco que silueteaba sombras conocidas en la camisa también negra de Serrat. Estiraba las piernas Serrat a saltos de una especie de nerviosismo.
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-Temo a los fallos, antes de cada actuación; mientras pedía un “whisky” al camarero que pasaba por allí, y quedaba citado contigo para el día siguiente, la primera entrevista; lleno hasta salirse el , intercalados entre el público -repita- los cantantes modernos célebres: Manolo y Ramón, Miguel Ríos, Rosalia, Junior, más; los discjokeis celebres: Iñigo, Revert; el director rumano de tve; y entre el público -aún se ignoraba- descansaba abrazado a Joan Manuel al tiempo de unos versos de elogio, de libertad y de voz que nunca puede acabar de morir; antes del nuevo abrazo que preludió la marcha de Serrat hacia lo oscuro, portador Serrat de las espigas que un espectador espontáneo le ofreció -con otro abrazo-; aplausos por todas partes que anulaban continuamente el susurro -sotto- de los camareros de la barra.

Mágico esa noche Joan Manuel Serrat para aquel público (en las manos de Serrat una guitarra que días después estuvo a pique de descomponerse), – y Ricardo Miralles al piano y Alberto Moraleda al contrabajo-, poco después de decidir en los pasillos que conducían su camerino -entre abrazo a aquella chica, beso a aquella otra, preciosas; muchas entraban, y un señor que le pidió un autógrafo- que al día siguiente, a las cinco, en el destartalado piso de Onésimo Redondo. (No tiene importancia; pero todos los conocidos artistas del gremio con los que hablaste esa noche dijeron que Joan Manuel era el número uno, que Joan Manuel no era el número uno porque no se le podía clasificar junto a todos los demás, que Joan Manuel era el más importante producto que circulaba por el mundo de la canción española -sic-; y todos, menos tres -con rigor de encuesta seria- miraron hacia el techo del confortable local al hablar delante de un micro inofensivo, puesto que el magnetófono ya no tenia cinta aprovechable; tumbados en sus cómodos sillones bebiendo -mientras- exóticos e ineludibles combinados elegantes-.

Cantó perfectamente, Serrat. No canto para una gente determinada: canto para todo el mundo. Yo tengo un sistema para trabajar, y es hacer los recitales en un teatro -como hago en Madrid y en Barcelona, por ejemplo-, otras actuaciones en salas de fiesta o en clubs; y luego hago otras actuaciones en un lugar grande donde quepa mucha gente a muy bajo precio: en Madrid lo haré en el Palacio de los Deportes el mes que viene; en Barcelona lo hago siempre en el Palacio de la Música o en el Tivoli, y luego en el Parque de atracciones de Montjuich.

No sé si todo el público capta lo que quiero decir; pero si es cierto que cuando he actuado en un sitio grande, con mucha gente, me han respetado siempre a mí y a mis canciones. Si sé lo que el público espera de mí. No, tampoco es así; a ver como te lo podría explicar. El público espera a un individuo que canta unos poemas determinados, y espera de este individuo un comportamiento determinado fuera del escenario. Si siempre se sigue un mismo rumbo -dentro de las oscilaciones, un comportamiento siempre oscila hacia un lado o hacia otro-, se da el caso de este respeto. Pero no es que se marque un rumbo en función de lo que espere la gente, es que a la gente le gusta el rumbo que tú llevas. Es un rumbo que sigo desde el primer día que empecé a cantar; yéndome hacia un lado y hacia a otro, pegándome tortazos en un lado y en otro, equivocándome en muchas cosas pero creo que siguiendo siempre la misma trayectoria.

Yo sé por donde voy, y sé por que hago lo que hago, pero no creo en las metas, no sé exactamente adónde me conduce este rumbo; sé que me acuesto tranquilo cada noche y esto es lo que importa; es una sensación de tranquilidad y de paz, que puedes tener dentro de tí cuando crees que estás cumpliendo con tu obligación. Y yo, hoy por hoy, la siento; a veces no tanto, a veces mucho. Cantar es, sobre todo, mi profesión, y no me avergüenzo en absoluto de ello. Soy un trabajador de la canción.

Hay otras cosas, aparte de cantar y de escribir, que deben condicionar a un individuo: un albañil o un ingeniero no se pueden quedar tranquilos después de haber cumplido su jornada laboral; menos en el caso del ingeniero que en el del albañil; hay otras cosas que hacer, más en el caso de un hombre dedicado al Arte, que flota mucho por muchas razones internas del individuo, a veces por razones externas. Entonces es muy conveniente estar muy amarrado al suelo, pisar los problemas de cada día y estar en contacto con ellos. Y trabajar ; lo primero en su profesión y luego, si hace falta, fuera de su profesión. Yo me preocupo, primero de mi profesión, y luego viviendo lo más cerca posible los problemas de la gente, y trabajando de una forma que yo creo justa; no para intentar solucionar nada sino para intentar que todo sea menos malo.

«A MACHADO HAY QUE BUSCARLO EN SUS LIBROS»

Fue el delirio en aquel club madrileño, pero la hoja se pasa -al fin y al cabo, una actuación más triunfal, por supuesto-, y se pasa la siguiente hoja y llega el día en que Serrat -después de la primera entrevista- regresa de Portugal. (En cinco horas todo terminado; las versiones de mis canciones perfectas; sacrificó este estupendo poeta portugués la rima en beneficio de la exacta traducción), contando las últimas impresiones recogidas en el país vecino y los últimos chistes; con un suéter sin introducir por el cuello, pero anudado al cuello, y un jersey blanco de cuello alto (dos chicas postulantes de una cuestación benéfica se quisieron morir porque iban a pegar una banderita en el jersey de Joan Manuel, pero ya tenia pegadas otras banderitas; pero les sonrió, fue suficiente), los dos lunares situados perpetuamente en su mejilla, delgado, el pelo largo; Por comodidad por gandulería, por el motivo que quieras, no es importante, y ajeno a todas las miradas de todas las personas que algo harían en Barajas a esa hora, aún jugo Serrat con una pelota en Barajas, mientras colocaban las maletas en el portaequipajes del coche, y, de camino hacia la Ciudad Universitaria -para más fotografías y más conversación-, Serrat leyó un articulo de Cortazar como respuesta a preguntas  sin levantar cabeza.

¿Cantando a Machado?. Cantando a Machado no se consiguen escuelas, no, ni, desgraciadamente se consigue nada. Se consigue quizá, que el nombre de Machado se haga más popular y que, si algún día un libro de Machado cae en manos de alguien que no lo conocía, se diga, hombre voy a leerle; y entonces allí encuentra al poeta y allí aprende. No le encontrará a Machado en lo que yo canto, que no son más que briznas, a Machado hay que buscarlo en sus libros. Cantando si tengo suerte , lo más que puedo hacer es despertar una inquietud, pequeñita.

¿Por qué Machado?. Porque don Antonio es el poeta con el que más me identifico, es un hombre que sabe conocer muy bien a su gente, a su país, que le ha querido mucho; ha conocido todos los defectos del hombre de su tierra, y todas sus virtudes, ha tenido una vida interior terrible, porque dándose cuenta de lo pedazo de bestias que eran todos, los ha sabido querer mucho, y ha dejado una obra importantísima. Yo habría sido muy feliz si hubiera llegado a conocerle y a hablar con él: era un hombre que media sus palabras, y era capaz de estar abrumado por dentro y calcular lo que decía, capaz de trabajar sirviendo a la sociedad y de no desconcertar nunca. También me gusta mucho -quizá porque yo soy así- la gente espontánea, la gente espontánea, la gente que responde al primer golpe, pero por experiencia se que esto es malo, es malo porque cuando lo que dices se escribe y luego se imprime, entonces queda y a veces un golpe de espontaneidad puede dar lugar a un desconcierto de gentes que tú no tienes derecho a desconcertar. Quizá Machado, Miguel Hernández y Juan Ramón sean los tres poetas, para mí, más importantes de los últimos tiempos.

Y Alberti tiene cosas muy importantes. A Alberti, no, no le conozco personalmente, porque cuando estuvimos en Roma no le pude ir a ver, pero nos conocemos por otros conductos. Si, pero la música no es de Sergio Endrigo, la música es de un chico Argentino que la escribió hace muchísimos años, lo que pasa es que el disco apareció primero en Italia y en los pies de autores decía: Endrigo-Alberti, seguramente es que Endrigo hizo la versión italiana -muy bien hecha, perfecta-. También canto dos poemas de Machado con músicade Alberto Cortez, por varios motivos, primero porque creo que Cortez a mi gusto lo hizo muy bien, segundo, porque esos dos temas yo soy incapaz de hacerlos mejor y luego por otra razón…, más así, y es que, claro, no se perdona demasiado que un hombre haya estado cantando él y llegue un día y diga: y yo creo que cuando un tío, ganando muchísimo dinero con su , es capaz de dejarlo para hacer otras cosas que sabe de antemano que le va a dejar muchísimo menos dinero, merece un respeto, sobre todo si es joven y tiene mucha vida por delante y mucho pan que dar aún a sus hijos.

«ANTE CIERTOS PERSONAJES»

Saltaba, después Serrat, por encima de unas hierbas -que aquel domingo no sabían a ningún nombre, quizá porque dos ancianas tostaban sus piernas aceitosas al sol cercano a la sombra de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas-, saltaba hasta hacerse daño: en uno de los saltos cayó sobre la guitarra, la cual -según vio más tarde- se produjo un corte menos grave. Cantaba al aire libre -en voz baja- canciones de Yupanqui y de Chico y posaba pacientemente, hablando de cine, que fue a Venecia. Mientras rodamos, estudio acabare dirigiendo, de medicina. Siempre con la guitarra se puso ante un paredón -de ladrillos apenas bélicos-. ¿Entre Abernathy y Carmichael?. En estos momentos…Hace poco te hubiese dicho un nombre, Martin Lutero King. Pero ahora no sé, porque en las ultimas declaraciones de Abernathy…Quizá tenga toda la razón, eran unas declaraciones muy tristes y muy duras, pero no sé si era ese el camino que tendría que haber seguido. Y entonces, en vez de quedarme con Abernathy, me quedaría con Carmichael.

Afortunadamente, cuando llego a casa me olvido de mi profesión, si no es para meterme en el estudio y empezar a escribir o a grabar cosas. He procurado siempre tener muy alejada a mi familia de todas mis actividades profesionales, mi madre me habrá visto actuar cinco o seis veces. Preferimos estar así para evitar cualquier roce de tipo en casa. Y cuando estoy con una chica hacemos lo mismo y con mis amigos. La gente que tengo a mi alrededor es bastante dura conmigo, profesional y humanamente.

Si en aquel recital que viste dije que las tres personas que más habían influido en mi, profesionalmente, habían sido Brassens, Yupanqui y mi padre. Brassens y Yupanqui por la misma razón, son dos hombres que, artísticamente, tienen una línea de conducta clara, y además de tenerla clara, la tienen generosa no son en absoluto dogmáticos, ni en su modo de cantar ni en su modo de actuar, pero son importantes y su obra es enorme. Son dos universalistas muy centrados en su tierra, son capaces de hacer de las pequeñas cosas, el uno de su Paris o de su Francia, el otro de su Tucumán o de su Argentina, son capaces de ser totalmente universalistas. Y el tercero es mi padre porque es quien me dio de comer, me dio una manta, me ha dado un cariño bestial y supo soltarme cuando se dio cuenta de que ya sabia andar.

¿Las influencias iniciales? de todos, desde Brassens, Brel, Behard, Silvestre, seguramente habría alguna influencia de los italianos, de Mimmo Modugno . Y ahora sigo tan pesado con los discos que oigo, cuando cojo un disco lo escucho hasta casi aborrecerlo. Ahora oigo unos discos de Montgomery que están muy bien, los últimos de Brel. Los discos de Yupanqui los escucho siempre. Y a veces me da por oír tangos o zambras. Conchita Piquer me gusta mucho y me gusta mucho Gardel. La Piquer es sensacional, y la obra del señor Rafael de León es muy superior al nivel medio de lo que se está haciendo en España, pero muy superior. Si, también escribo poemas para no ponerles música, es más fácil si quieres.

Y escribo relatos cortos. Publicar, de momento, no. Lo que me gustaría algún día es hacer una especie de mini comedia musical con un poema muy largo, que sobre todo tuviera la máxima variación de temas posible, pero hilvanados. Más o menos, cuando hice el disco de Machado procuré que todo tuviese una línea, un sentido, un principio y un fin. Seguramente la segunda experiencia seria hacer una comedia musical grande, larga.

¿Las voces? los que más me gustan como interpretes son bastante norteamericanos, esto puede ser curioso o no, quizá no domine el idioma lo suficiente como para entender las letras. Sinatra no, esto es aparte, Sinatra no me sensibiliza nada, lo siento mucho, antes, cuando me gustaba Ray Connif, su orquesta y coros, quizá si me gustara Sinatra, porque tenia quince años y cuando ibas a bailar permitía un acercamiento. Me gusta mucho más Bob Dylan, aunque digan que no sabe cantar , y me alegro mucho de que un hombre como Cortázar, que no esta en este mundillo, reconozca el valor de un chaval de veintitantos años que es totalmente básico en Estados Unidos y en el mundo, vamos.

¿Los españoles? Si, Joaquín Díaz -no lo conozco personalmentees un folklorista muy interesante, quizás el más interesante que hay en el país en estos momentos. Paco Ibáñez no es un folklorista, Paco es un tío más de choque. Paco es muy amigo mío. Además, de Paco hay que decir una cosa, que es el cantante, el profesional más honesto que hay en este país, el más limpio por dentro, seguro. Sí, le conocí hace mucho tiempo en Paris, y cuando nos iban las cosas muy mal a los dos se portó muy bien conmigo, es uno de mis pocos amigos. No sé cuantos buenos amigos tengo, si me pongo a pensarlo a lo mejor me pongo muy triste. Sé que Paco lo es.

« HARÍA FALTA UNA EVOLUCIÓN BRUTAL »

-Yo canto en todas partes igual ante todos los públicos. No es que me entregue más con un público joven, es que es lógico, hay una compenetración mayor yo soy joven, tú, tengo veinticinco años. Y cuando veo gente joven…están menos maleados, es carne tierna, tienen menos mala uva, es más bonito todo. ¿Cuál es el ritmo que les va a los burgueses?. En primer lugar, a mí el término «burgués» me suena un poco como el término «ye-ye», no están bien definidos, porque, ¿quién es un burgués?, para mí un burgués puede ser un determinado tipo de individuo y para ti otro. Yo puedo saber, según su vida, según su comportamiento, si un tipo está más o menos aburguesado. Claro, yo me miro en el espejo y me veo algunos defectos de aburguesamiento tremendos, luego tengo que quitármelos rápidamente como pueda. Pero es que hay una serie de compromisos con la sociedad que te hacen aburguesarte rápidamente, por ejemplo, es mucho más fácil que se aburguese un casado que un soltero, esto es básico.

Ah, no, a la gente de arriba hay que cantarles de la misma manera que al que lleva alpargatas.

Esto es como aquello de la óptica hay unos espejos más reflexivos que otros, si un hombre las está pasando canutas, y tú le cantas la canción de un hombre que está mal, o le haces un canto a la miseria, el burgués dirá: « ¡Oh, qué canción más tétrica, oh, que asco! » y el otro dirá: « Jo..», y a lo mejor, no sé, se echa a llorar. Pues no sé, si un señor con Cadillac escucha una canción mía, no sé que dirá, sí puede decir que tengo talento y puede decir que soy peligroso. Ojala diga las dos cosas. A mí me interesa, cómo diría -no el burgués, vamos a dejarlo en paz, sino el capitalista-, a mí me interesaría que el capitalista diga que voy contra él y que tengo talento . Si dicen las dos cosas, es que soy útil. Si dicen solamente que tengo talento, puede ser útil, o no, quizá sea solamente un cantante de salón un trovador comprado. Y si dicen que soy peligroso solamente, puedo ser útil o quizá no, quizá solo sea folklórico.

Entonces, lo interesante es ser peligroso con talento. ¿Que si no se es siempre un trovador comprado por alguien o por algo?. Bueno, esto… Quieres decir que un trovador siempre esta al servicio de algo, ¿no?. Estar al servicio de una idea no es lo mismo que estar comprado por esa idea. Yo prefiero estar al servicio de una forma de pensar, aunque no sea una idea directa, si de una forma de pensar, si de un paso hacia adelante, no de un estancamiento ni de un embrutecimiento. ¿Dentro de un engranaje de izquierdismo capitalista? No. Dentro de un engranaje, lo estoy, y esto lo sé perfectamente. Ahora, desde el momento en que tengo conciencia de estar en un engranaje, ya estoy tranquilo. Sé perfectamente que estoy metido en el mundo del disco, que es un mundo bastante capitalista, pero que puede dejar de serlo en un momento determinado.

En estos momentos haría falta una evolución brutal. ¿Revolución? Una revolución, esta bien la palabra, no es mala, no es mala, pero yo me conformo con una evolución, de momento. Bueno, el supuesto que tú pones, que los capitalistas que dominan el cotarro del disco me considerarán peligroso, como yo digo, pero tan peligroso que van y me eliminan… Mira, ahora te hablaría por boca de otro tío, hay unos versos de Yupanqui muy bonitos: « Podrán mi voz acallar / mi guitarra chamuscar / pero el ideal de la vida / eso es lunita prendida / que nadie puede apagar», algo así. No, pero a mi es fácil hacerme callar, un individuo que esta sujeto a unos medios de comunicación necesarios, las emisoras de radio y de televisión, los periódicos…; si te cierran todos los medios de difusión no cabe duda de que bajas muchísimo y pueden llegar a acallarte. Lo que ocurre es que si ha habido una recepción previa, esto ya es muy difícil ¿Con Televisión Española?. No sé, todo sigue igual. 

Espero que algún día me llamen y me ofrezcan algún programa, no sé, porque creo que «ya me toca», ya llevo un año y medio sin pasar por televisión. Y creo que tengo el derecho de todo.. de todo ciudadano a acudir a ella ¿no?.

« EL NORTE Y EL SUR »

Sentados sobre la hierba de la Ciudad Universitaria -no hay nadie, es domingo, Madrid en fiestas, las ancianas de piernas al sol, tan sólo (y una pareja besándose dentro de un coche, bajo un arco en matinée especial)-, Joan Manuel recuerda el difícil recorrido preciso para terminar una canción, la idea que aparece en cualquier momento, tomar notas en seguida, el trabajo de laboratorio (ha de surgir, surge la idea y una música pegada a ella), pulirla, dejarla descansar y luego los arreglistas: Borell, Burrull, Ros Marbá, Calderón, Miralles, Waldo de los Ríos…; Joan Manuel con camisa amarilla y pantalón azul, tarareando algo, tocando con la guitarra sones del Sur de América -antes tocaría el acompañamiento de «Take five»-, recordando: «No, “Manuel” no es más que un canto ciego , podría haber salido mejor, pero no se va a hacer otra versión. No es tampoco una canción reivindicativa, ni, por supuesto, demagógica, si hay algo de esto, lo siento, no era mi propósito».

-Hombre, pues si, también puede suceder que unas canciones que yo hago con un determinado sentido acaben por ser una melodía lentita para un hombre y una mujer se abracen. Pero me parece mejor que sea una canción mía, o de este tipo, la que funciona, mejor que una pareja se abrace con «los ejes de mi carreta» que con otro tipo de melodías. Si, el resultado final puede ser siempre que una pareja, pero es que esto también es bonito, no es nada feo, es estupendo. Pero al mismo tiempo puede servir para otras cosas. ¿Los que no van a los clubs ni a los recitales?. Afortunadamente las emisoras de radio ponen bastantes discos míos en estos momentos. En el mundo laboral hay gente muy promocionada, y hay gente nada promocionada. En las emisoras pedirán mis discos o no, depende de qué sector se trate. Creo que mis discos se escuchan bastante más en el Norte que en el Sur, pero no es que mis canciones lleven una dirección étnicamente determinada. Es que España es un mosaico complicadísimo de gentes, de razas de lenguas… Mis canciones irán dirigidas al Norte por una sencilla razón de tipo capitalista, porque tienen más dinero, sencillamente, y pueden tener más tocadiscos, y tienen más televisores. Es problema de dinero, de educación todo eso. Soluciones para los problemas…

Qué más quisiera yo, ver posibilidades. Entre otras razones, tengo veinticinco años. Me falta mucho para aprender y mucho que andar. Mucho que aprender, entre otras razones, por que a mí me engañan con una peseta de pipas, esto es un problema que yo tengo, es muy fácil que me tomen el pelo, lo que también es cierto es que cada vez me engañan menos. Hombre, si, cuando vaya siendo mayor me puedo aburguesar , la posibilidad del aburguesamiento puede venir por muchos motivos, por el dinero, también. Pero es que si me llega después de tener una obra hecha, a los sesenta o setenta años, una obra por pequeña que sea, y cuando ya tenga una vida por detrás que puede ser más o menos limpia, entonces bienvenido sea el aburguesamiento.

La herida de la guitarra no es importante, definitivamente. Serrat tiene un «Minicooper» que se lleva, cuando puede descansar -pocas veces-, a Mallorca, en donde tiene una casa y unos perros, y a donde van a verle a menudo colegios enteros de niñas, con sus monjitas al frente, las demás mujeres van a verle cuando saben que esta allí, consciente y con dudas, comiéndose las uñas -«No en las actuaciones, siempre me las como»-, tocando la guitarra o inventando poemas, Serrat, frente a la mar -«¿Te gusta a ti la mar?». A mi me gusta mucho. Cada vez que puedo…, mientras le fotografían -al fondo una Facultad universitaria : «Demasiado clasista. Es que hablar de la Universidad…, habría que estar mucho tiempo. O sea, es quiero, pero no, estoy de acuerdo, pero no. Creo que la Universidad tiene que sufrir una revolución dentro de ella misma, a pesar de que en estos momentos sea un elemento muy útil. De manera que cantar al universitario por el mero hecho de ser universitario, como distracción, ni lo he hecho ni lo haré, me parece que hay otros sitios en donde cantar. El universitario, en general -no particularizo porque yo no tenia un duro cuando estudiaba-, en general tiene dinero para ir a un teatro».

Los representante de Serrat cambian entre si palabras en clave sobre actuaciones, desplazamientos localidades, durante el viaje en coche (aeropuerto-ciudad), mientras Joan Manuel : «¿Sabes?» Si me preguntas ahora si al hablar contigo pienso en catalán o en castellano, no sabría responderte , tendría que pensarlo, creo que ahora pienso en castellano . Si hablo con mi madre si pienso en castellano, o no, porque ella me entiende en catalán, o; «No, en absoluto, yo no me veo dirigiendo un grupo de personas, porque no soy frío, no soy lo suficientemente justo para hacerlo», o; «Mis discos en el extranjero..Esto es una lucha de mercados muy fuerte. Hay tíos muy importantes, como los brasileños -Chico Duarte, Vinicios de Morais, Jobim, que no salen de su país, Jobim, si, porque ha salido a través de Estados Unidos. No entran porque Inglaterra y Estados Unidos tienen el dominio de todos los mercados discográficos del mundo»; o.
-Dios…

Esto va, supongo, muy condicionado con el propio individuo. La religión es una forma de espiritualidad; para mucha gente, la única; otros tienen otras, me parece estupendo. Y me interesa muchísimo más el que ha encontrado otra formas de espiritualidad después de haber trabajado mucho, después de haber tenido unos tortazos impresionantes. 

Otras formas de espiritualidad pueden ser el trabajo, la proyección de tu trabajo de cada día hacia los demás, el ser útiles. Esto es un problema de sacarse todos los egoísmos de encima, no es un problema de pensar menos, es un problema de olvidar bastante, olvidar el egoísmo.