Entrevista en XL Semanal. 2010




JOAN MANUEL SERRAT
«Al Rey lo han operado del pulmón derecho y a mí, del izquierdo... y eso marca diferencias!»


Le quedan bien los versos de Miguel Hernández al cantautor barcelonés. Son como un traje diseñado a la medida de su voz. Con ellos recorre España en una gira que se extenderá hasra octubre. Recién operado de un pulmón, habla con XLSemanal y no deja `palo´ sin tocar: crisis, Estatut, toros, Barça... y sí, también poesía.

Barrio de Pedralbes, Barcelona. Entre los muros del jardín de la casa donde tiene lugar la sesión de fotos y la entrevista, el bullicio mañanero de la ciudad no es más que un recuerdo. Once y media de una mañana soleada. Calma chicha junto a la piscina. Abajo, un pedazo de Ciudad Condal y el rincón más azul del Mediterráneo se extienden como la nocilla. Los focos, las cámaras, la grabadora... Todo a punto para pasar unas horas con el Noi del Poble Sec, quien, a los 66 años, ha vuelto a ponerse ‘miguelhernandiano’ con un disco, Hijo de la luz y de la sombra, de recientísima factura. El Estatut, los toros, Garzón, la crisis, el Barça... No existen vocablos prohibidos en la gramática del cantautor. Se `moja´ Serrat frente a mis preguntas. Más allá, su ciudad es una geografía explosiva cuyos ríos y cordilleras armonizan la luz de un verano que llega por adelantado. Se confiesa ante mí el topógrafo que un día musicó esos territorios. Y lo hace con el ánimo a la altura de las inexistentes nubes. Felizmente recuperado
.
XLSemanal. ¿Qué tal estamos?
Joan Manuel Serrat.
Bueno, físicamente mucho mejor de lo que me habían anunciado, aunque peor de lo que me gustaría. Pero, bueno, de cualquier manera, muy bien.

XL. Ha sido operado recientemente de un nódulo pulmonar por el doctor Laureano Molins, quien ha intervenido al Rey Don Juan Carlos de lo mismo. ¿Debemos tranquilizarnos por su experiencia?, ¿es un cirujano de confianza?
J.M.S.
Pues no sé cómo estará el Rey, pero Laureano es un cirujano estupendo y un compañero de proceso realmente bueno. Aunque exactamente no hemos sido operados de lo mismo porque a él le han intervenido el pulmón derecho y a mí el izquierdo. Ambos marcan diferencias [sonríe, irónico].

XL. ¿Se cuida usted por prescripción facultativa?
J.M.S.
No me cuido, en el sentido de que nunca he sido maniático; tampoco, prudente. Sencillamente, hago caso a mi cuerpo. Mi cuerpo se encarga de explicarme las cosas. Y me las explica bien, con claridad y amablemente.

XL. ¿De qué le han quitado? ¿Tabaco?, ¿alcohol?, ¿mujeres?
J.M.S.
Más bien al contrario. En vez de quitarme a mí de algo, lo que han hecho los médicos es quitarle cosas a mi cuerpo. Me han quitado una vejiga, medio pulmón y algunas partes más. Pero mi cuerpo sigue funcionando [ríe] y, además, responde perfectamente a todas mis exigencias. En cuanto al resto de las cosas, yo pienso que la moderación siempre permite poder prolongar los placeres.

XL. ¿Y se tiene por un hombre moderado?
J.M.S.
Noooo. Nooo. No. Yo sólo digo que la moderación permite prolongar los placeres [sonríe]. No soy un cruzado contra los excesos, pero hay que reconocer que cascan y, por tanto, acortan la posibilidad de disfrutar de muchas cosas. Y yo no quiero que me acorten nada. Prefiero disfrutar moderadamente que dejar de hacerlo.

XL. Hablando de excesos, ¿cuándo se corrió la última farra?
J.M.S.
No, esto es otro tema. En un momento determinado, a un hombre le pueden ocurrir muchas cosas. Uno, ya te digo, es moderado cada día, lo cual no excluye que puedan aparecer momentos en los que abandone mis principios y mi prudencia [sonríe] y abrace el exceso.

XL. Miguel Hernández. Palabras mayores, ¿no?
J.M.S.
Es uno de los poetas del siglo XX más importantes que tenemos. Un poeta de una vida corta, con una poesía personal y distinta. Lo que la hace tan distinta es el mundo del que se nutre, su cosmografía. Está en su niñez y en los paisajes. Y a partir de ellos descubre todo un universo.

XL. Después llegan el amor, la guerra...
J.M.S.
Sí, pero él todo lo escribe a partir de elementos de la niñez y del paisaje. Es un poeta autodidacta en cuyas poesías se trasluce todo lo que acaba de leer. Tú lees poemas de su adolescencia y descubres a Gabriel Miró, a Azorín, a Virgilio. Están ahí porque él es una esponja. A medida que va aprendiendo a usar las palabras, vas viendo cómo toda esta información rápidamente la asume y la transmite. Es fantástico. Y lo hace con naturalidad y transparencia.

XL. Regresa a Miguel Hernández 38 años después de su primer disco homenaje, que hizo con la aprobación de la viuda del poeta, Josefina Manresa.
J.M.S.
Sí, claro. Es normal. Lo he hecho siempre. No sólo es obligatorio, sino que es aconsejable pedir permiso.

XL. ¿Qué recuerdo tiene de ella?
J.M.S.
Fui a ver a la viuda y le planteé la idea. A ella le gustó mucho. Estaba encantada. Y cuando estuvo el trabajo hecho, se lo mostré y ella se emocionó.

XL. Lloró.
J.M.S.
Sí, lloró. Además, fue muy emocionante porque, cuando llegué con el disco a su casa, me di cuenta de que no tenía tocadiscos. Le dije que esperase un momento y, en una tienda de Elche, le compré uno. Escuchamos el disco juntos y fue una sensación de felicidad y de pudor al mismo tiempo ver cómo se iba emocionando aquella mujer con lo que iba escuchando.

XL. ¿Qué hubiese dicho de este nuevo disco?
J.M.S.
A ella supongo que le hubiera gustado, como le gustó el otro. Pero de lo que sí estoy seguro es de que al poeta no le hubiera resultado extraño, porque fue un hombre muy cercano a la canción. Fíjate, él escribe muchos poemas que lo demuestran: uno que se llama Canción primera y otro que se llama Canción última. Tiene incluso un libro entero que se llama Cancionero y romancero de ausencias. Él escribe muchas poesías con ritmos de las canciones. Las nanas de la cebolla, sin ir más lejos, tiene una construcción de seguiriya.

XL. Imagino que hoy sería un anciano descreído, pero vital.
J.M.S.
No sabemos lo que podría ser. Nunca sabremos su recorrido. La vida es una combustión. Y un hombre toma decisiones constantemente y tiene derecho a hacerlo. No podemos proyectar lo que nosotros quisiéramos que fuera.

XL. Aun así, ¿qué le diría si lo tuviera aquí delante? ¿Hablarían de toros y fútbol, pasiones que ambos comparten?
J.M.S.
Bueno, en mi caso, los toros no tanto. A él le gustaban más los toros y a mí, el fútbol. Él escribió mucho sobre toros y, además, cosas muy bellas.

XL. Sin embargo, veo que su afición taurina es más por amistad.
J.M.S.
Sí, es por la relación que he tenido con algunos toreros desde hace muchísimos años. Me ha tocado sufrir mucho por los callejones de estas plazas de Dios.

XL. Se pasa miedo ahí, ¿no?
J.M.S.
Se tienen sensaciones extrañas. Por una parte, estás deseando que le vaya muy bien, que le salga redondo y, por otra, que se acabe. Es una tremenda contradicción. Como en todo, hay que mojarse el culo para sacar peces. Quieres que al amigo le vaya bien y que al torero no le pase nada.

XL. Si yo le pidiese un solo verso de Miguel Hernández, ¿cuál es el primero que se le vendría a la cabeza?
J.M.S.
Difícil. Es muy difícil. No lo sabría. Sin compromiso, si digo uno que nadie piense que es el mejor ni tampoco el que más me gusta. Diré con el que empiezo el concierto. El que dice: «Me llamo barro, aunque Miguel me llame». Pero sólo porque es con el que empiezo el concierto y también porque, de alguna manera, define algo de Miguel.

XL. Ese tener la tierra presente.
J.M.S.
Exacto. Siempre están ahí la tierra, el fuego, el agua, los paisajes, las boñigas de las vacas. Hace poesías con boñigas cuando otros a la vez hacen poesía con nenúfares.

XL. A todo esto, en su opinión, ¿España va bien?
J.M.S.
No va bien el mundo. Si pretendemos ser una sociedad democrática, lo que no podemos permitir es que otro tipo de poderes la controlen y la destruyan por dinero. La sociedad especulativa está hundiendo a la sociedad democrática. Se está responsabilizando de todos los males a historias que el hombre ha tardado cientos de años en conseguir, historias de tipo sindical, laboral, sanitario. Yo creo que ante esto hay que defenderse contundentemente.

XL. ¿Qué hemos hecho mal?, ¿quién nos ha engañado?
J.M.S.
No lo sé. Pero después de dos años desde que aparecieran los primeros síntomas graves en el mundo financiero, no se ven síntomas claros de que se estén tomando medidas económicas para un mejor control, lo cual me sorprende muchísimo. Debe de ser que el mundo financiero tiene poder por todos los lados. Si no, yo no entiendo. Viendo incluso las referencias históricas que tenemos: cómo Roosevelt pudo atajar la crisis del 29 interviniendo el sistema financiero; Obama está tratando de repetir lo mismo aplicando aquel ejemplo y no hay más que ver las dificultades que está teniendo. Entonces, si nos vamos a lo pequeñitos que somos nosotros, pues ya ves en qué condiciones estamos.

XL. Y políticamente hablando, ¿cómo ve el panorama?
J.M.S.
Hay un desencanto grande por parte de la sociedad. La clase política no puede permitir más el deterioro que se está produciendo, y no solamente por cuestiones de corrupción, sino de negación de la misma. Aquí, nos quedamos con el «¡y tú más!» en lugar de limpiar la casa. Y eso no puede ser. Deteriora una sociedad y nos hace vulnerables a que aparezcan problemas económicos, de identidad y de todo tipo.

XL. A usted lo relacionan con ‘el clan de la Zeja’.
J.M.S.
Entiendo que es porque participé, junto con otras personas, en un anuncio pidiendo el voto por Zapatero [sonríe]. Pues qué voy a decir. Ésta es mi vida y, al menos, todo lo que yo hago es transparente. Al menos salgo ahí y no hago nada bajo mano. Está claro. No engaño a nadie. Pero, bueno, esto lo pensarán los que no les gusta que esté ahí. Sin embargo, esos mismos estarían encantados de que estuviera en ‘el clan del Gallego’, o en ‘el del Percebe’.

XL. Corren tiempos difíciles. Aquí, en Cataluña, acaba de iniciarse una ola de xenofobia. ¿Cómo vive eso el‘sudaca catalán y universal’ que es usted?
J.M.S.
Cualquier caso de xenofobia lo vivo con preocupación y tristeza. Socialmente, se trata de un elemento con el que están jugando políticamente. No es exclusivamente un problema de Cataluña, ¿eh?

XL. ¿Somos racistas los españoles?
J.M.S.
[Silencio] Un amigo mío decía hace muchos años: «En España no somos racistas porque aquí no hay negros». Yo creo que no se puede decir que seamos racistas. Pero a medida que las dificultades avanzan en el ser humano se acentúan sus miserias y necesidades en defensa de la subsistencia. Si hay un bocado de carne y somos tres, probablemente haya pelea. Entonces, todo argumento puede ser válido. Lo que es perverso es que el ser humano aproveche este pecado de forma torticera y políticamente para medrar. Volvemos otra vez a la necesidad de tener una clase política consistente y a la que le importe más el servicio público que el servicio de su cortijo.

XL. Seguimos en Cataluña... a vueltas con el Estatut. ¿Qué es?, ¿la historia interminable?
J.M.S.
Es incomprensible que llevemos tantos años mareando esta perdiz. No puede ser. Es increíble. Alguien también me dijo una vez que la justicia, para ser buena, ha de ser rápida. Pues en este caso no sé de qué estamos hablando. Pero no hablemos mucho no vaya a ser que piensen que estamos destruyendo los pilares de la democracia.

XL. ¿Lo de Cataluña y España tiene solución?
J.M.S.
Están condenadas a entenderse.

XL. ¿Cómo?
J.M.S.
Es muy fácil. Esto es como un matrimonio. Es que no creo que lo de Cataluña y España tenga tanta gravedad. Bastaría con el respeto mutuo... y el conocimiento de la historia y de cómo han sido las cosas. No se llega al año 2010 por generación espontánea. Hay un camino en el que han ocurrido cosas. Sería bueno que la mayoría de los españoles las supieran. Creo que, así, llegarían a entender mejor la realidad de Cataluña, por una parte, y de este todo que es España, por otra. Una de las cosas más graves que ocurren en España es el desconocimiento de nuestra propia historia

XL. ¿Cree usted que excluir oficialmente el castellano es una opción correcta?
J.M.S.
No, no. Qué va. Pero si aquí no se ha excluido oficialmente el castellano. Excluido oficialmente no está. Al menos, nosotros, los catalanes, desconocemos esto. Esto es algo de lo que hablan más en Madrid. Aquí, realmente, no... Si tú haces una encuesta en la calle, veremos qué resultados tendrás, qué te comentan... Y, a lo mejor, lo que unos llaman `exclusión´, otros lo llaman `equiparación´.

XL. Cambio de tercio, y nunca mejor dicho, ¿cuál es su argumento de peso para callar la boca a un antitaurino?
J.M.S.
Para alguien que siente repugnancia por el tratamiento de un toro en una plaza, ¿qué argumentos voy a tener? Está en su sensibilidad y en su manera de entender las cosas. ¿Qué argumentos voy a tener yo contra eso?

XL. ¿Qué siente cuando se entera de que, en manifestaciones antitaurinas, se rompen discos de Sabina y suyos?
J.M.S.
Nada. No les gustarían los discos [sonríe, irónico]. A lo mejor el problema no es que no les gusten los toros, sino nuestros discos. Eso sí, a mí no se me ocurriría nunca hacer ese tipo de cosas.

XL. ¿Se prohibirán finalmente los toros en Cataluña?
J.M.S.
Yo creo que los toros en Cataluña estaban muriéndose de forma natural. Aquí se daban cuatro corridas en verano y eran para turistas y para un grupo determinado de taurófilos que cada día están más solos, y lo digo porque cada día tienen más bajas, ya que la naturaleza se ocupa de reducir la cosa. La naturaleza y el precio de las entradas, por supuesto.

XL. ¿Han mediado los políticos en tal prohibición?
J.M.S.
Pues sí. Estamos en lo mismo de siempre. A alguien le interesaba arrimar el ascua a su sardina.

XL. ¿Le pregunto por el Barça?
J.M.S.
Soy del Barça [sonríe], un equipo, el actual, con el que podemos disfrutar. Y, además, ha salido mayoritariamente de la cantera. Es una situación que ha unido mucho aquí a la gente. Lo miro por encima de las elecciones presidenciales que puedan venir y que están llegando como aceite y agua, que están llegando deslizándose por ahí, un poco desleídas.

XL. ¿Ha tenido pesadillas con Mourinho?
J.M.S.
No, no, no por Dios. Pesadillas, no. No me
gustaría que fuera entrenador del Barça porque no me gusta lo que hace, pero como no me gustarían otros tampoco.
Sin embargo, tengo un gran afecto a Pellegrini y es el entrenador del equipo rival...


XL. ¿Verá el Bayern-Inter?
J.M.S.
Puede ser. Sí, sí. Lo veré.

XL. Como buen culé, irá con los de Van Gaal, ¿no?
J.M.S
. No necesariamente. Pero, vamos, veré el partido de forma desapasionada, que es otra manera de ver el fútbol,
es como verlo un poco más triste. Pero, incluso así, los que nos gusta el fútbol podemos disfrutar.


XL. ¿Ganará España el Mundial o acabaremos, como
siempre, decepcionados?
J.M.S.
Sería una gran noticia. Y no digas `como siempre´. El Europeo lo acabamos de celebrar.

XL. Pues sí. Fue de las pocas alegrías que nos hemos llevado.
J.M.S.
Bueno, fue un equipo fantástico. El equipo va a ser más o menos igual que el del Europeo. Además, creo que Del Bosque los está manejando de una forma fantástica. Lo que pasa es que un mundial es un torneo en el cual la mentalización y la historia pesan mucho. Al final, como decía Lineker, el fútbol es un juego de once contra once
en el cual, al final, siempre gana Alemania [sonríe]. Hay equipos que siempre están ahí. Y tenemos que estar preparados si queremos estar a la altura de una Inglaterra, o una Alemania, o un Brasil, o una Argentina, o una Italia.


XL. ¿Ve algún remedio para paliar la crisis de la música?
J.M.S.
Lo que está en crisis es el mercado, sobre todo de distribución de discos. Pero la creatividad no está en crisis. Hay mucha creatividad que, a veces, no está representada suficientemente en el escaparate de la música.

XL. ¿La solución pasa por los directos, por las giras?
J.M.S.
No, al contrario. Los directos van a bajar muchísimo porque van a bajar las financiaciones, las publicidades y también el bolsillo de la gente. Pero hay que superar los tiempos malos y esperar, trabajando, los buenos.

XL. Llegado el caso, si la cosa se pusiese demasiado mal, ¿se vería usted capacitado para volver a sexar pollos?
J.M.S.
[Carcajada] Ya no me veo ni para sexar vacas.

XL. ¿Se acordaría?
J.M.S.
Hombre, conozco la técnica. Pero también conozco
la de otras cosas y las practico con moderación [sonríe].


XL. ¿No le apetecería presentarse a Eurovisión, aunque sólo sea para ver qué se siente al ganar el festival?
J.M.S.
No, eso sí que es algo de lo que me hubiera
gustado prescindir en mi vida, sinceramente. Me produjo mucho sufrimiento [no le dejaron participar por cantar en catalán]. Yo actué con mucha franqueza en aquellas circunstancias y me encontré una situación muy delicada. Ahora, cuando se lo cuento a un hijo mío o a los hijos de mis hijos, se sorprenden de que aquello provocase una situación tan embarazosa, reacciones tan radicales. Ellos lo interpretan como una situación que hubiera podido ocurrir perfectamente durante la Edad Media.



David Benedicte
23/5/2010