Es imposible pasar por el Caribe sin conmoverse.



Una entrevista a Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, en Santo Domingo.

“Es imposible pasar por el Caribe sin conmoverse”
Un aporte de Angela Caba

SANTO DOMINGO. “Dos pájaros contratacan” presenta hoy a Sabina y a Serrat, en el Palacio de los Deportes, de la mano de César Suárez. Ayer, DL los entrevistó.

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P: Es sabida la influencia que ambos han ejercido en el Caribe. Pero, ¿cómo el Caribe ha influido en ustedes?

JMS: Dicen que uno es lo que come. Que uno es también lo que ve, lo que huele. Sobre todo es lo que le conmueve. Es imposible pasar por el Caribe sin conmoverse. Al Caribe puedes amarlo o puedes detestarlo. Este año parejito que va pasando, pasando, sin esos picos que dan el verano y el invierno. Ese mundo húmedo y sensual, donde te cae un aguacero y a los dos minutos estás seco. Bueno, pues todo lo que esto produce, de humanidad y frutas, o lo amas o lo detestas. Esto o te afecta y participas o huyes. Yo soy de los que se quedan, yo soy de los que se mojan. De los que lo huelen, lo palpan, lo saborean, lo disfrutan. Cuando llegué anoche lo primero que hice fue sentarme en el balcón y dejarme llevar por los olores y las humedades que la noche caribeña me transmitía. Y dormí mejor que si me hubiese tomado una pastilla.

JS: Yo siempre digo que soy muy de pueblo, de corazón de pueblo. Entonces para mí el Caribe es un territorio mítico, una especie de paraíso terrenal que incluye todas esas cosas que dice Joan Manuel y que, además, tiene el son, la salsa, el merengue, la bachata. Todos esos ritmos calientes que a veces han ido invadiendo mis propias canciones.

P: ¿Cómo fue que se conocieron?

JMS: No tengo memoria del momento físico en que Joaquín y yo nos vimos por primera vez, sin embargo me parece que esto es desde el primer momento. Desde siempre, Joaquín está presente. Lo que sí fue sorprendente, fue el día en que después de muchos años de conocernos, y de reírnos, beber, cantar y participar juntos de la vida, decidimos subirnos juntos a un escenario. Algo que para mí en ese momento fue algo muy natural, pero que unos años antes hubiese sido algo impensable, insólito. A eso nos llevó el amor mutuo a nuestro trabajo, y el cariño personal que sentíamos el uno por el otro. Está este cariño natural que te permite saber que en un desafío como éste -en el que la vanidad debe quedar a un lado porque vas a trabajar con otra mitad que también eres tú y tienes que prescindir de ella-, entonces ahí sí que me acuerdo perfectamente.

P: La gente usa las canciones de ustedes contra la melancolía y otros problemas. ¿Y ustedes cómo se las arreglan?

JS: A mí la melancolía me sirve para escribir mis propias canciones. La melancolía es un territorio donde las canciones las tengo con cierta naturalidad. Es un territorio húmedo, donde hay memoria, donde hay recuerdos. La melancolía y yo somos amigos. Y es verdad que también las canciones sirven como un hombro donde llorar, o como un abrazo en solitario para el que lo necesita o para celebrar también. Pero no estoy en contra. La melancolía está en mi casa.

P: ¿Cuando ustedes han tenido pérdidas es cuando escriben más canciones?

JMS: No soy de los que creen que el momento de dolor te lleva a escribir las mejores cosas. Sí te lleva a escribir, porque escribiendo de alguna manera -como contando la historia- palías parte de este dolor. Los médicos aconsejan a los enfermos con problemas graves, que lo cuenten, que lo hablen. Y eso les produce una descarga emocional que les ayuda a sobrellevarlo. Al escribir ocurre lo mismo. Y hay un refrán que dice: “quien canta, sus males se espanta”. Pero no siempre se escribe mejor. Hay quien escribe mejor desde el impulso, hay quien escribe mejor en la reflexión. Tal vez desde la alegría no, porque cuando ocurre la alegría casi siempre estamos ocupados en otros menesteres.

P: ¿Qué es lo más doloroso que han tenido que ceder, en pos de la amistad y de estas giras?

JS: A mí lo que más me gusta de esto es que suma, más que restar. No he cedido. Al contrario, yo en el escenario soy más yo que nunca. En la medida que él está al lado y yo aprendo de él cada día.

P: Dicen que esta es la última gira. ¿Se cansaron?

JS: ¡De los dos! ¡Pero la primera ya era la última. Desde luego yo estoy seguro que ésta es la última. ¡Pero quién sabe…!

JMS: Bromeando decimos que esta gira es posible gracia a que nuestras mujeres son muy amigas.

P: Aquí parte del público está dividido en los que siguen a Sabina y a Serrat y los que siguen a Ricardo Arjona. ¿Cómo asumen ustedes esta situación?

JMS: Yo de ninguna manera, te aseguro que al final del día tengo cosas más importantes de qué preocuparme.

JS: Ricardo estuvo una noche cenando en mi casa, y me pareció un tipo encantador. No tenemos el más mínimo problema. ¡Yo no sabía que hubiesen esas dos facciones! Pero en caso de que las hubiera, recomiendo que nos unamos los tres y hagamos una gira los tres juntos. ¡Y sumaremos público! ¡Jajajajaja!