Joan Manuel Serrat: un hombre que busca relatar historias a través de la música.
Texto por Waldemar Verdugo Fuentes.
Publicado en VOGUE.
“Para la libertad sangro, lucho, pervivo para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal generoso y cautivo, doy a los cirujanos. Para la libertad, siento más corazones que arenas en mi pecho; dan espumas mis venas y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas. Porque donde unas cuencas vacías amanezcan ella pondrá dos piedras de futura mirada y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne tallada. Retoñarán aladas de savia sin otoño, reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida, porque soy como el árbol tallado, que retoña, aún tengo la vida, aún tengo la vida…”
Exiliado por el general Franco, Serrat vivió en México en 1975, pero
su aventura latinoamericana había comenzado cinco años antes, cuando
hizo su primera gira, luego visitará con frecuencia toda América, donde
mantiene hasta ahora un público fiel: “Para mí no son países que he
visitado, no es algo que vi de paso, no, es algo que está en mí; también
soy parte de latinoamérica”.
-¿Qué ha conservado Serrat desde sus inicios?
-Conservo una cierta certeza, la certidumbre de que mucho de todo
ésto es eventual, que en cierta medida es efímero. Y este convencimiento
me mueve a sentirme permanentemente sorprendido, y agradecido por todo
lo que me ha sucedido. Porque el que la gente quisiera escucharme desde
un principio, y me animase tanto para continuar, me ha permitido vivir
una serie de acontecimientos de todos colores por los que no puedo más
que dar las gracias”.
Maravillándose ante un mundo en constante cambio, escribiría sus
primeras canciones dotadas no sólo de espíritu poético, sino además
inflamadas de crítica, que cada vez más, se irán clocando por encima de
intereses y apuntando al sano, auténtico compromiso con el hombre como
hombre mismo:
“Cosas que uno anda cantando y nos pilló la noche conversando de atardeceres y soledades, de andar y andar buscando verdades para encontrar siempre otra pregunta, ir y venir y no llegar nunca…”
-Quien es capaz de escribir algo es porque aprende de otros, y yo
estoy continuamente aprendiendo de todos aquellos que me emocionan
-afirma Serrat-. Todo lo que hay alrededor nuestro es importante, y si a
alguno no le parece así, le pediría un minuto de reflexión. Cada una de
las cosas que tiene a su alrededor significa o significaron algo, o se
espera que lleguen a hacerlo. Por eso uno, muchas veces, abriendo
cajones, hurgando buhardillas, encuentra pequeñas cosas que le dan
vuelta el corazón, que hacen que el cerebro camine por otro rumbo
diferente al que tenía unos segudos atrás. Para mí son muy importantes
esas pequeñas cosas, porque sólo a través de ellas he podido hacer una
gran cosa, o hemos podido hacer grandes cosas las personas, como
enamorarse, por ejemplo. Creo que todos los sentimientos pasan por el
amor o el desamor o por ambos al mismo tiempo, aunque generalmente no se
expresa el amor en la medida en que somos capaces de sentirlo, y que
abarca cualquiera de las cosas que a uno lo rodean, así es de total,
está en todo, incluso en ese maniquí que sonríe detrás de un escaparate:
“De una pedrada me cargué el cristal y corrí, corrí con ella hasta mi portal, todo su cuerpo me tembló en los brazos, nos sonreía la luna de marzo. Bajo la lluvia bailamos un vals, un dos tres, un dos tres, todo daba igual, y yo le hablaba de nuestro futuro y ella lloraba en silencio, os lo juro…”
Anti intelectual, introvertido, Serrat con su música ha hurgado en
pequeñas soledades que universaliza: la mujer confinada a un solo
hombre, a un inevitable paisaje, a una indestructible rutina (Penélope
con su bolso de piel marrón, sentada en la estación); la muchacha sujeta
y limitada por temerosos amores paternos; la amistad perdida (Decir
amigo, se me figura que decir amigo es decir ternura); la muerte:
“Cuando me vaya me iré despacio un amanecer que el sol vendrá a buscarme temprano me iré desnudo como llegué, lo que me diste cabe en mi mano. Mientras tú duermes deshilaré en tuyo y mío lo que fue nuestro y a golpes de uña en la pared dejaré escrito mi último verso…”
-Yo creo que es una cabronada esto de morir, y ser inmortal para
nada me molestaría. Ha sido la muerte un tema recurrido en mis
canciones, pero como una forma de decir que la vida es maravillosa, y
que los sentidos hay que utilizarlos constantemente y lo más a tope que
se pueda.
-¿Cómo se ubica en relación a otros cantantes hispanoamericanos que cultivan un estilo similar al suyo?
-Cada uno de ellos tiene su forma de decir, pero nunca aisladamente,
ya que nada es aislado; creo que nadie es algo por sí mismo, sino por
la gente que ha tenido al lado, por lo que ha vivido, por los caminos
que ha seguido, por los fracasos y las experiencias sufridas, aunque he
leído que la experiencia es como un peine que te dan cuando has quedado
calvo…pero creo bastante en ella, porque mi vida ha sido según por dónde
han ido las circunstancias que me rodean, y ellas me han enseñado
cosas, me han civilizado, me han hecho coherente con las cosas que
suceden a mi alrededor, y sobretodo me han hecho solidario.
-¿Ha sido muy distinta su vida a cómo usted la imaginó?
-Sí. Mi vida actual es muy diferente a la que yo podría pensar
cuando tenía 19 años. En la canción me inicié por puro accidente, cuando
empecé a tocar la guitarra, luego empecé a escribir algunas cosas que a
nadie le interesaban, así es que comencé a cantarlas yo mismo, como se
puede cantar cualquier cosa, y mis amigos comenzaron a animarme para que
intentara grabarlas. Uno de los compañeros del grupo “Los Atila” me
llevó a Edigsa (su casa grabadora en Cataluña), en donde grabé mi primer
disco que incluía cuatro canciones en catalán: “La muerte del abuelo”,
“Una guitarra”, “Ella me deja” y “El pañuelo”; el disco apenas se
vendió. El segundo disco que grabé fue con dos canciones: “”La tía
soltera” y “Ahora que tengo veinte años”, y pegué un garrotazo en forma
inesperada; a partir de ahí todo fue una serie de acontecimientos que,
en todo caso, han sido mucho mejores de lo que soñaba en mi juventud.
-¿Cómo ve su futuro Serrat?
-No me lo he planteado; normalmente voy haciendo las cosas
simplemente, voy creando mi música en la medida en que me voy sintiendo a
gusto. Nunca he sido un hombre de grandes metas ni he intentado buscar
un objetivo concreto. Sólo deseo andar dinámicamente por la vida, andar
dinámicamente y no perder el ritmo que me permita decir que soy un
hombre de convicciones, y además fiel a ellas”.
La mayor parte de la documentación publicada en este blog pertenece al archivo privado de Joan Baeza que procede de su colección, fruto de adquisiciones, intercambios y donaciones de particulares o de miembros de Admiradores de Serrat. También de material capturado en internet, del que se cita la fuente si esta identificada.
Gran parte de la hemeroteca argentina corresponde a las donaciones de Viviana Di Paula, Raquel Rehermann y Sandra Russo.
No obstante, cualquier persona que reconozca una imágen como propia agraceríamos nos informe de su autoria para citarla o si lo prefiere para retirarla.
Mi agradecimiento especial a Claudia Elisabet González y Silvia Redrado que han compartido y editado documentación de este blog.
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