Después de muchos años de alternar a Miralles y Kitflus como directores musicales de su grupo Serrat quiso dar un giro a su fondo de sonido apostando por el manresano Manel Camp y nuevos músicos. De este modo se modernizó notablemente su sonido.
El bateria Francesc Rabassa, el tecladista Xavier Capella y Camp Oliveras.
"En las canciones de Serrat hay una estructura musical básica que creo que en Utopía se ha conseguido romper bastante. Joan siempre tenía en cuenta la necesidad de que la expresividad y el corazón estuvieran por sobre el ritmo y lo comercial.
Ahora hemos tratado decombinarambas cosas para lograr un sonido más dinámico y a la vez más internacional."
El pianista, arreglador y director musical actual del grupo de Joan Manuel Serrat Manel Camp Oliveras, define así su trabajo: profundizar el cambio que produjo en la música del cantante Josep Mas Kifflus, responsable de los arreglos de su nuevo disco, Utopía.
Ya no está Ricard Miralles, el director histórico de la banda de Serrat el que lo acompañó en la gran mayoría de sus álbumes, desde Dedicado a Antonio Machado, poeta, hasta Bienaventurados.
Camp Oliveras asegura que "la sombra de Miralles pesa, porque él es una figura imposible de sustituir, que logro un dúo artístico muy importante. No es por alabarme, pero si yo estoy aquí es porque Serrat le ha querido dar a su espectáculo un enfoque distinto, porque si siguiéramos haciendo a Serrat-Miralles sin Miralles sería imposible".
Para Camp Oliveras, su antecesor inmediato, Josep Mas Kifflus, "es la persona ideal si se quiere que alguien suene moderno" y, en el caso de Serrat, "se reproduce la eterna lucha entre el productor y el cantautor.
Se trata de que la música llegue lo más cerca posible a la voz sin que se pierda nada. En vivo sucede lo mismo: todo cantautor se preocupa porque, por encima de cualquier cosa que pase sobre el escenario, se destaque lo que está diciendo, lo que tenga que comentarle al público.
La letras se tienen que entender claramente, tienen que estar por encima de la orquesta".
A pesar de todos estos cambios, Camp Oliveras está convencido de que "cuando la gente escucha el espectáculo, está oyendo lo que Serrat canta, no está demasiado pendiente del concepto musical". El pianista reconoce que "es un poco doloroso formar parte de una especie de telón de fondo, sin poder bajar directamente al público.
Ahora tengo este asunto perfectamente asumido - explica -: está claro que si hago esta larga gira es porque me interesa hacerla. En otras etapas de mi vida me ha significado una gran preocupación, pero ahora lo llevo bien. Tengo presente que mi papel es del escenario para adentro".
De formación jazzera, Camp Oliveras acredita una larga experiencia como arreglador de otros cantantes, compositor de música para películas, obras de teatro y televisión y también de temas de jazz.
"En Cataluña hay un movimiento muy fuerte del género - dice -; yo he fundado un par de escuelas y en este momento hay un total de cuatro, cada una con trescientos o cuatrocientos alumnos que estudian para interpretar jazz. La visita de importantes músicos norteamericanos con sus grandes conciertos en estadios ha determinado cierta euforia." Camp Oliveras se define como "un tipo del jazz acústico". Junto a Josep Mas Kifflus grabó el álbum Diálogos, un dúo de pianos entre ambos intérpretes. En Escándalos, Camp Oliveras combina el jazz con la música catalana.
El guitarrista del grupo de Serrat, Albert Cubero, también proviene del jazz. El bajista Ángel Blázquez, en cambio, es ante todo un músico de salsa. Camp Oliveras explica que "el proceso de elaboración de un tema es más o menos similar en el trabajo con Joan; él viene con su canción pelada y -por supuesto - con una idea en la cabeza de cómo quiere que suene y, sobre todo, de cómo no quiere que suene.
Uno busca de qué forma se puede enriquecer armónicamente aquello, agregarle su propio toque personal, y lograr que el cantante se sienta cómodo con su canción, aunque ésta no quede siempre al ritmo que se le ocurrió con su guitarra". Según el arreglador, "es fundamental comprender los tiempos que Serrat requiere para decir cada cosa en cada canción, que pueden ser más rápidos o más lentos de acuerdo al caso. Es muy difícil acompañar a un cantautor de su clase". Con respecto a las presentaciones en vivo, pese al origen jazzero de los músicos, nunca se improvisa demasiado.
De todas maneras cada día que pasa hay alguna variación: "0 entramos un poco más tarde o un poco más temprano que el día anterior; ningún recital es igual a otro", concluye el director.
Colaboración de Juan Lauro