“De pibe no me gustaba la música en castellano. Había mucho club del clan. Entonces llegó Serrat. La primera vez que lo vi fue en televisión, un tipo flaquito, alto, con melena y una guitarra española. Empezó a cantar “Fiesta”. Y me cambió la existencia.
La vida pasa y Serrat siempre está ahí con algo sabio que decir. “Lucía”, “De parto”, y sobre todo “Algo personal” (“Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz / juegan con cosas que no tienen repuesto / y la culpa del es del otro si algo les sale mal / entre esos tipos y yo hay algo personal”) son algunas de mis favoritas.
Me gustan las personas con coherencia entre lo que son y lo que hacen. Serrat nunca dio motivo para desconfiar de él. Y todavía sigue ahí, acompañando a los que también creemos en utopías”.