Serrat 100 x 100. Castillo de Lorca. 2005



Videos del concierto canal de Admiradores de Serrat

de Francisco Escámez Reverte
PURO E IRREPETIBLE SERRAT
La Verdad de Murcia,
18 de julio de 2005               

Texto: T. M. M. (Lorca)

El cantautor catalán desnudó el sábado sus canciones ante cerca de tres mil fieles en el castillo de Lorca.

“Yo quería ser Serrat: un cantador contador de sentimientos. Soy sinceramente suyo…y canto para mi, a media luz”.

Sirva este anónimo propósito para ilustrar una sola de las miles de ideas que durante una hora y media viajaron por la mente de los cerca de tres mil espectadores que el pasado sábado presenciaron el concierto de Joan Manuel Serrat en el Castillo de Lorca, dentro del festival Espirelia, que patrocina La Verdad.

Lo de desnudar canciones de siempre y arroparlas únicamente por el piano de Ricard Miralles, más que un acierto es uno de los mayores regalos que jamás haya hecho un cantautor español y quien lo ponga en duda, que se cerciore contemplando el bello erizado de los abuelos, padres y nietos que vivieron a un rejuvenecido y siempre optimista Serrat.

Desde el primer momento se empeñó en demostrar que lo de bautizar su gira como 100X100 Serrat es fruto más de la razón que del capricho. Sin atrezzos ni aderezos, ni nada de nada. Puro Serrat y puro Miralles. Con puntualidad inglesa hizo su entrada en el escenario el cantautor catalán. Sentado sobre su taburete, bastó un solo suspiro para que noche se hiciera silencio. Sólo él, sus Piratas, su Lucía y por supuesto su Caminante tenían licencia para romperlo.

Ni cien años que pasaran, conseguirían mermar ni un ápice la facultad lirica de Serrat que una vez más fue único aunque quizás algo escaso. Pocas veces un recital merece ser contado en orden cronológico. Esta es una de ellas. Arrancó recordando que menos tu vientre todo es oscuro para continuar con lo que ya es todo un himno, su Mediterráneo.

Algo apartado quedaba el mar, pero no el carácter acogedor característico de los pueblos bañados por él y que el propio Serrat se encargó de agradecer: “Gracias de nuevo por esta invitación y por este marco sin igual. Es notorio que en como en casa no se está en ninguna parte”, dijo.

Tras conseguir escapar del lío de cables en el que se vio envuelto, transfirió el poder de su garganta a sus manos para mantener un espectacular, sonoro e íntimo diálogo con las notas emanadas del piano de Miralles, un maravilloso duelo entre genios.

Paso a paso fue desgranando su repertorio desgranando aplausos perennes que al término del concierto se convirtieron en más que un aclamo para que el artista regresara y regalase algo más. Fue un regalo menudo, pero de vértigo y en forma de perpetua saeta a Jesús el Nazareno.

Francisco Escámez Reverte tuvo la suerte de dirigir y presentar para la televisión local de Águilas, el programa “Muy … serratiano”.