Escuela Julio Cortázar para huérfanos de las víctimas de la dictadura
Destinado a los hijos de víctimas del terrorismo de Estado, el taller Julio Cortázar fue creado en 1983, junto con el retorno de la democracia, por un grupo de militantes de derechos humanos de Córdoba.
El financiamiento provenía de agencias de cooperación internacional, gestionado de los organismos de derechos humanos, y un aportante incondicional fue Joan Manuel Serrat, quien regularmente enviaba el dinero con que se pagaba el alquiler de la sede. El único apoyo estatal era el almuerzo provisto por el Programa de Asistencia Integral de Córdoba (Paicor), una dosis de energía que permitía a esos niños, niñas y adolescentes sobrellevar las intensas jornadas que comenzaban a la mañana y se extendían hasta que la merienda con leche chocolatada los despedía.