Entender Catalunya con Raimon, Serrat y Llach



Lluis Llach y Serrat


Para entender bien a una comunidad hay que analizar sus mitos. En lo artístico y en lo social Catalunya se ha identificado esencialmente con tres referentes; Llach el Nacionalista, Raimon el Revolucionario y Serrat el Humanista. 
Los tres han tenido sus sectores, unas veces enfrentados y otras en perfecta armonía, según las épocas.


Ellos principalmente, más todo el colectivo de la Nova Canço, lideraron el frente cultural catalán antifranquista, aunque también, de otro modo, lo fueron de la España democrática y clandestina.

Si tuviéramos que elegir tres nombres para poner música y letra a nuestra memoria colectiva, posiblemente la mayoría de los catalanes citaríamos a Raimon, Serrat y Lluís Llach. Canciones como Al Vent, Jo vinc d’un silenci, Diguem No, D’un temps d’un país (Raimon) Hoy puede ser un gran día, Mediterráneo, Paraules d’amor, Ara que tinc vint anys (Serrat) L’Estaca, Viatge a Ítaca, Cal que neixin flors a cada instant o Campanades a mort (Llach) son parte de la biografía íntima y personal de varias generaciones de catalanes. Y forman parte, también, de la historia colectiva de la sociedad catalana.

Porque representan la lucha por la libertad en el sentido más amplio de la palabra. La libertad democrática y la libertad de los sentimientos, tan caras y difíciles en aquellos años del final del franquismo.

Raimon, Serrat y Llach fueron un patrimonio cultural, político y sentimental para los catalanes, pero también para millones de ciudadanos del resto de España, que se emocionaban con sus canciones y que las convirtieron en himnos a la democracia y a la emancipación personal. Fueron años, muchos años, en que Catalunya y España compartían referentes. Años en que la cultura catalana estaba en plena sintonía con los sectores más avanzados de la sociedad española. Y Raimon, Serrat y Llach eran tres de estos eslabones, quizás los más potentes y efectivos.

A medida que se consolidó la democracia, Raimon, Serrat y Llach siguieron comprometidos con sus ideales, pero sin el peso de aquella responsabilidad que tuvieron que asumir en tiempos de la dictadura. Los tres han demostrado que su conexión con el público iba mucho más allá de los tiempos de reivindicación y han mantenido excelentes carreras musicales. Pero seguían siendo referentes culturales, políticos e incluso morales. Y cuando una parte significativa de la sociedad y de la política catalana apostó por el independentismo, era inevitable que se sintieran interpelados. Los tres simbolizaban la lucha por la libertad de Catalunya y las ideas progresistas. 

Pero ahora no era suficiente. Había que definirse sobre la independencia. 

Raimon y Serrat optaron por una soberania compartida con España; el federalismo. Aunque ambos se declaran abiertamente partidarios de un referéndum en Catalunya en el que los catalanes decidan su futuro.

Llach, que hoy es Diputado en el Parlamento de Catalunya por una coalición independentista, se ha implicado directamente en el proceso hacia la Independencia, porque, a su juicio, el Estado español ha traicionado el proyecto democrático de la Transición.

Sus canciones configuraban y configuran la identidad, libre y abierta de Catalunya, y también del proyecto de una España, Solidaria, Libre y Plurinacional.

Joan Baeza